Capítulo 44

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  Sus palabras estremecían mi corazón, pero había algo que no terminaba de encajar del todo, así que indagué más usando mis dotes periodísticos. 

-Gracias por hacer que las piezas encajaran en mi mente Ethan. Entiendo que por eso estabas tan molesto con Jacob.-

-Si Anhel, todos los meses que estuvimos separados desde nuestra primera cita perdí un poco el norte, los últimos dos meses tuve que ir al psicólogo, estaba bastante ansioso, me refirieron a un especialista y comenzaron a tratarme, al verte perdí totalmente la cordura y Jacob logró bastante rápido sacarme de mis cabales.-

 -Yo también estuve muy triste Ethan, no imaginas cómo me sentí.-

 -No Anhel, pero no era algo ligero, no era solamente extrañarte, comencé a hacer cosas irracionales, el diagnóstico fue un trastorno obsesivo compulsivo, pero lo traté a tiempo, así que no hay riesgos. *Susurró Ethan*

No tenía ni idea de qué riesgo podía presentar para mí, respiré profundo e intenté no asustarme, al fin del día todos queremos a alguien que se vuelva loco de amor por nosotros. 

-Gracias por abrirte así conmigo Ethan, sé que no es fácil.-

 -Eres todo lo que quería Anhel, tanto que literalmente me volviste loco, no escapes de mi nunca más.-

Dejé que el asunto no me afectara y me sumergí nuevamente en mi amor por él, al final del día creo que todos estamos un poco locos. 

-¡Muero por entrar al agua Señor Misterioso!-

 -No esperemos entonces.- *Me tomó en sus fuertes brazos y corrió hasta sumergirnos en el agua. Estaba helada al punto de entumecer mis dedos.*

 -Me estoy congelando.- *exclamé entre risas*

Él soltó una mirada pícara y encajó su cuerpo contra el mío, comenzamos a besarnos, podía sentir como mi bata de seda mojada dejaba al descubierto mis pezones bastante motivados por el momento. Él comenzó a ponerse más pasional, sus besos eran dulces pero desesperados, como si quisiera acabar con mis labios, sus manos recorrían mi cuerpo con la destreza con la que se mueven las hojas de los árboles en primavera, había olvidado lo fría del agua porque toda su hombría me calentaba, deseaba sentirlo dentro de mí, desajuste su bermuda y subí un poco aquella ligera capa de tela que apenas cubría mi piel.

Ojos de bengalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora