Capítulo 10

772 20 0
                                    

Sentí cómo mi corazón palpitaba, ese día no sé cómo no morí de un infarto. Estaba molesta, qué digo molesta, IRACUNDA ¿Por qué él me tratará de esa forma? ¿Cómo podía permitirlo? ¿Cómo podía disfrutarlo?

-Suéltame, ¡SUÉLTAME O GRITAREEE!-

-Ya estás gritando Anhel, estás gritando desde que me viste.- *Soltó entre risas.*

-¡Llamaré a la policía! Les diré a todos lo que me estás haciendo ¡Animal!-

Abrió la puerta de aquella casita de campo y sin encender las luces me sentó en un sofá. Ya era bastante tarde y no podía ver casi nada, pero sentí ese olor a madera que se apoderó de toda mi atención.

-Woow, que olor tan delicioso.- *Exclamé.*

Para mi sorpresa no obtuve respuesta alguna, la puerta se cerró y aún sin encender la luz no tenía idea de qué había en aquél lugar, permanecí quieta, totalmente inmóvil.

-Hombre misterioso, tengo miedoooo.- *Susurré*

Comencé a sentir cómo una mano recorría desde mi tobillo hasta la parte trasera de mi rodilla, de forma sutíl, pero no era cualquier mano, ya podía reconocer su piel y más su olor.

-¡Suéltame! Y enciende la luz ¡No es divertido!-

¿Qué era ésto? ¿Realmente me estaba colocando castigos por mis berrinches? Mi cuerpo se paralizó cuando sentí sus labios bordeando mi cuello, no podía decir ni una palabra, no podía pensar, comencé a sentir aquellas manos que tanto me gustaban tocando mi cintura, mientras escuchaba su respiración lenta en mi oído, no había una parte de mi cuerpo que no reaccionara ante tal provocación, estaba totalmente extasiada mientras sus manos me recorrían lentamente desde mis labios hasta mis pies.
Comenzó lentamente a quitar mis zapatos, con una habilidad increíble ¡Yo tengo dificultad para quitarlos con la luz encendida! No me imagino con todo totalmente oscuro, los escalofríos no paraban, estoy segura que podía sentir mi piel de gallina, estaba tan húmeda que seguramente ya había mojado todo el sofá.
Primero retiró lentamente mis zapatos negros con plataforma, luego subió lentamente por mis piernas descubiertas hasta llegar a mis rodillas.

Ojos de bengalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora