CAPÍTULO 13

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- vendré a las seis por ti -

Después de tener un encuentro muy parecido al de aquella vez, Jimin se fue de mi casa. Él estaba satisfecho de tomarme nuevamente, sin interrumpir mi virginidad hizo que mi cuerpo vibrara solo con los movimientos de su lengua sobre mi feminidad.

Hasta el momento desconozco lo que es sentir el coito pero imagino que es doloroso pero satisfactorio a la vez. A pesar de todo eso, aún tengo miedo, pero yo siempre fui muy curiosa y la mejor oportunidad que tengo es con Jimin. Muchas chicas toman su virginidad como un tesoro, algo que recordarán toda su vida o que simplemente no pueden dársela a cualquier tipo. Yo no lo tomo de esa manera, ese tema no tiene mucho impacto en mi y creo que es algo que tiene que pasar algún día, todas las mujeres pasan por eso alguna vez y yo creo que estoy preparada para entregarme por completo al profesor Park.

Mientras yo jadeaba sobre su boca él dijo que me tomaría como mujer, apretó mis senos diciendo que ya era suya. Yo solo asentí mientras él se apoderaba de mis pezones rígidos.

Sus manos cada vez que tocan mi cuerpo son afectuosas y rudas a la vez, es difícil de explicar todo lo que siento cuando besa mi abdomen o mis clavículas. Sus huellas en mi cuerpo son una forma de hacerme recordar todos los momentos vividos con él, saber que lo necesito cada vez más.

***

Su auto está en el mismo lugar, reluciente por donde lo veas. Dije a mi madre que iría a una pijamada a casa de Yoora y ella no se opuso, así que me dejó salir sin meditar mucho.

Un pequeño vestido negro es lo que llevo, creo que parezco mucho más inocente o niña pero eso ya no importa, no tengo mucha ropa así que no me hago muchos conflictos con los outfits que debo llevar. El vestido es corto y a pesar que estos zapatos me hacen daño decidí utilizarlos. Son los mismos que llevé puestos aquel día donde llamé borracha a Jimin.

Jimin me hizo pasar una vergüenza cuando me contó sobre cómo había llegado a la fiesta aquella vez. Yo no lo recordaba, pero él se encargo de contarme todo con lujo de detalle. En resumen, yo le había llamado muy borracha rogándole para que venga a recogerme, le había confesado que él me gustaba y que quería verlo. Yo quedé en shock cuando me contó todo eso, apenas lo recordaba y la verdad es que debí de estar muy borracha para hacer eso sin siquiera darme cuenta de las cosas que salían de mi boca.

Me acerqué a su auto y mi pequeña cartera daba sonidos con cada zancada, supuse que era el broche de metal así que le resté importancia.

- hola - digo casi en susurro. Los dos no nos acercamos mucho porque estabamos en mi vecindario así que apenas llegué el me abrió la puerta del auto. Sonrió cuando logró rodear por completo el auto y acomodarse en el asiento del piloto.

Él observa mis piernas de soslayo, forma una sonrisa de lado y levanta la vista hacia mi rostro.

- valió la pena esperar - puso su mano sobre la mía - estás hermosa - me encojo de hombros y sonrío por lo bajo, esos cumplidos hacen que mis mejillas se ruboricen, puedo sentir como mis mejillas se calientan.

- ¿donde iremos? - pregunté ladeando la cabeza. Él aún cogía mi mano.

- bueno.. - pensó observando las lunas del auto - ¿hay algo en especial que quieras hacer? -

La verdad es que nada pasó por mi mente, supuse que salir con el chico que te gustaba ya era una cita así que solo fruncí mis labios observándolo con cautela - es.. ¿una cita? - entorné un poco los ojos cuando sus fanales marrones me observaban con algo de duda.

- bien, vayamos a tomar algo ¿si pequeña? - asentí con una pequeña sonrisa en los labios, él soltó eso acariciando mi mejilla. Aún me daba un poco de vergüenza cada vez que él me observaba de frente, sus ojos recorrían cada rincón de mi rostro, como si quisiera memorizar cada milímetro de mi rostro, era inquietante pero me gustaba el hecho de que él contemplara mi rostro a tal punto.

Llegamos a un centro comercial, uno de los más alejados pero con mucha gente. Estaba muy cerca al río y habían grandes areas verdes donde podíamos caminar. Hay muchas parejas que caminan de la mano, abrazándose y dándose innumerables muestras de afecto, me sentía curiosa, yo nunca había tenido una cita y no sabía que debía hacer o decir.

Jimin entrelazó nuestras manos cuando caminábamos y a pesar de que él con la ropa que llevaba no parecía tan mayor se podía ver la diferencia de edad entre nosotros o quizá solo era mi imaginación que las personas que pasaban por nuestro lado nos observaban algo escépticas. No hay duda que yo aún tengo cara de una bebé y Jimin es maduro pero tampoco parece un señor y al parecer hoy él se esmeró en su outfit, hasta lleva puesto unas vans al mismo estilo de los diecisieteañeros. Sonreí en mis adentros encogiéndome de hombros.

- quieres un helado, desde que llegué a Seúl no probé ninguno - dijo él regalándome una sonrisa.

- seguro, si quiero - seguía sonriendo como tonta cuando él empezó a caminar tirando de mi. Por breves momentos observaba nuestras manos, estaban entrelazadas, se veían bien juntas. Debo estar muy idiota por Jimin para pensar que nuestras manos estaban hechas a la medida.

- ¿fresa? - preguntó y yo solo asentí. Esperé unos segundos cuando él me entregó una vasito con dos bolas de helado, tenía caramelos encima y su color era muy llamativo.

- gracias - dije embobada por el color verde de su helado. Sí, a veces solía ser una estúpida mocosa, no tiene nada de malo, soy muy madura para mi edad pero ver esos color extravagantes hecho helado me tenían perpleja. Casi nunca salía y si lo hacía sólo era con mamá.

Jimin se dio cuenta de lo tonta que estaba al ver su helado - ¿quieres un poco pequeña? - yo solo asentí, metió la cucharita de madera dentro de su helado sacando esa crema verde. La acercó a mi boca y yo como niña buena sólo abrí sin meditar mucho.

Empezó a juguetear conmigo, yo tenía la boca abierta pensando que la cucharita chocaría con mi lengua pero nunca llegó. Cuando logré cerrar la boca le observé frunciéndole el entrecejo, él se había metido la cucharita a la boca y solo había jugado conmigo. Eso me enojó, no me gustaban esos juegos, tenía mucho helado ahí y solo fue un tonto al hacer eso. No dije nada y supuse que mi rostro daba mucho que desear, comencé a tomar mi propio vasito metiéndome gran cantidad de helado a mi boca.

- te dolerá la cabeza - soltó burlándose, a pesar que él sonreía con ligereza yo solo le ignoraba.

- ¿y? -

- lo siento - se encogió de hombros llegando a mi altura - al menos mírame ¿no? -

Volví a meterme otra cantidad de helado a mi boca y mi frente empezó doler, yo solo me quejaba cerrando los ojos con fuerza por el efecto.

- Hyorim te lo dije - frunció sus labios poniendo una de sus manos en mi frente - ya va a pasar, tranquila pequeña -

Aún con una de sus manos en mi frente no pude evitar ver sus fanales marrones, cuando conectamos miradas él chasqueó la la lengua. Sin importar el lugar, la gente y el momento, se acercó delicadamente para darme un beso. Sin ningún movimiento, apenas sentía sus labios abultados y rosados sobre los míos. Un beso inocente e inofensivo.

Quitó su mano de mi frente, nuestros labios apenas chocaron por un segundo o menos pero mis ojos ya estaban completamente cerrados. Entendí que solo un beso o apenas un roce de labios de Jimin podía hacerme caer rendida ante él.

Teach Me   ↠ Park JiMin ↞ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora