CAPÍTULO 4

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El profesor Park se ganaba cada día más a los alumnos, era muy carismático e inteligente. Sabía muy bien como caer bien a las personas, bastaba verlo sonreír para que quieras ser su amiga. Una clase anterior nos comentó un poco de su vida, él apenas había llegado a Seúl cuando li contrataron. Vivía en alguna parte de Europa y solo tenía veinticuatro años. Supuse que ni bien termino su carrera vino a Corea en busca de trabajo.

A pesar de tener mi casa libre para estudiar, prefería ir a la biblioteca porque tenía cualquier libro a la mano. Siempre creí que la filosofía es completamente lectura, tienes que leer y releer para entender a casa filósofo, porque cada uno tenía una idea distinta. Unas eran más confusas que otras pero si te las planteabas bien las entendías y hasta llegabas a pensar igual a ellos.

Estaba a punto de caer en un profundo sueño cuando alguien me tendió un juguito, podía reconocer al color verde de la cajita cuadrada. Levanté la mirada soñolienta y entorné los ojos para ver a la persona que ya estaba tomando asiento frente a mi. Melena negra, peinado hacia el lado derecho, ropa entallada que parecía hecha por diseñador y sonrisa radiante.

- ¿qué esperas para coger esto? - Habla el profesor Park.

Chasqueo la lengua y ladeo la cabeza - Profesor.. - Observo todo el desorden que hay en la mesa, hay tres libros abiertos y dos apilados esperando a que los lea. Suspiro y empiezo a recoger el desorden. - hm.. ¿qué hora es?

- Las siete. - Responde moviendo la mano para que yo me digne a recibirle la caja verde. Tallo con mi mano mis ojos y bostezo. - ¿No es muy tarde para que estés aquí sola? - Me preguntó.

- Creo.. que me quedé dormida y olvidé la hora profesor. - Chasqueé la lengua y quité el juguito de sus manos - Gracias, supongo.. - Dije eso de una manera insolente porque recién había tomado conciencia del tiempo.

Ya había ordenado todos los libros, los dejé apilados para que el encargado pueda llevarlos a su lugar. Me levanté decidida a irme, arrojé dentro de mi mochila todos los lápices y lapiceros que tenía sobre la mesa e hice una reverencia como despedida hacia el profesor Park.

Caminé recto con la mochila colgando sobre uno de mis hombros, pero por detrás sentía el sonido que hacía los zapatos caros del profesor sobre el piso de madera. No voltearía a menos que me hablara, aún me incomodaba verle pero en este poco tiempo se habia ganado cierta confianza de todos los alumnos, incluyéndome.

- ¿No entendiste filosofía? ¿No entendiste mi clase? - dijo detrás de mi. Agradecía que el profesor no parecía una persona tan mayor, su traje le hacia ver un poco más maduro pero no lo suficiente como parecer mi profesor. Yo aún estaba con mi uniforme y él con un traje pulcro, salimos de la puerta principal de la biblioteca giré cabizbaja. Suspiré de la misma manera y mi mirada apenas llegaba a ver su nariz, era incapaz de verle a los ojos.

- ¿eh? - suspiré - S-si entendí profesor, solo que.. -

- Todos los libros que tenías en la biblioteca eran de filosofía, si no entendiste algo necesito que me lo hagas saber - Sonrió, levanté un poco la mirada tratando de verle a los ojos, sus parpados y su nariz levemente ensanchada por su sonrisa.

Utilicé mis dedos como un peine haciendo mi cabello hacia atrás - Eh..bueno emm.. siempre es bueno repasar profesor. - Esto me estaba poniendo muy nerviosa, el aire frío chocaba con mis piernas desnudas, acto seguido empecé a temblar.

- Hyorim, soy tu tutor, puedes hacerme cualquier pregunta. - Me tendió la mano con el mismo juguito en la mano, no quitaba la sonrisa de su rostro - También olvidaste esto. - Lo recibí nuevamente con un movimiento rápido e hice otra reverencia.

- Gracias.. me tengo que ir profesor, mu-muchas gracias. - Hice otras dos reverencias más, supuse que por los nervios y como un movimiento para no verle a los ojos.

- Hyorim ¿no es tarde? - Insistió y me detuve, levante la mirada otra vez, con cierto temor. - Soy tu tutor ¿debería llevarte? -

Cielos, esto no estaba bien. Subir al auto de un extraño era prohibido para cualquier adolescente, me atreví a verle entornando los ojos, ladeé la cabeza - ¿Eh? - Recordé que casi siempre lo miraba en el bus, en donde pensaba llevarme si no tenía auto. Hyorim estás paranoica.

- Mira... - Apuntó con el indice el estacionamiento de la biblioteca. - Ese auto negro es mío. Puedo llevarte, ya es de noche y no es seguro para una niña como tú. - Chasqueó la lengua y buscó mi mirada.

- Eh.. n-no - Antes de terminar mi oración él tomó mi muñeca y jaló de mi hacia su auto. Ese auto negro con lunas polarizadas, tenía una apariencia de ser un deportivo por las curvas de su diseño, pero no. Tenía cuatro puertas. Descarté que era un deportivo pero definitivamente era un auto caro, era nuevo y muy pulcro como el dueño. Podía jurar que hasta las llantas eran relucientes.

- Sube pequeña. - Soltó, abrió la puerta del copiloto y no me quedó otra que montarme en su auto. Era mi profesor y tutor, nada malo podía pasar.

Todo era nuevo, los asientos y también el forro de cuero que los cubría. El tablero brillaba al igual que el logo que se encontraba en medio del volante, cuatro aros unidos entre sí. Audi, pensé. Recordé el auto del abuelo, hacía muchos años que no le miraba.

Jimin cerró la puerta y rodeó el auto por fuera para subir en el lugar del piloto, se sentó y cerro la puerta. Yo le miraba como boba, su nariz era un poco aplastada, sus labios carnosos y su manzada de Adán. ¡Dios! Tenía algún tipo de fetiche con la manzana de Adán, siempre observaba eso en los hombres, me gustaba verlas, como subian y bajaban. Un hombre sin manzana de Adán no merecía llamarse hombre.

El profesor Park encendió el auto y giró para verme, él vio mi rostro de estúpida y embobada, yo tragué duro y por reflejo giré mi cabeza hacia el frente ignorandolo por completo.

Todo el camino me mantuve callada y solo abrí la boca para darle mi dirección. No cambiamos palabras hasta llegar a casa. El profesor Park bajó un poco la cabeza encogiéndose de hombros, sin soltar el volante, él observaba mi casa y yo me quitaba el cinturón de seguridad.

Todo el camino me aseguraba de cubrir mis rodillas con las palmas de mis manos ya que mi falda estaba extremadamente corta y cuando me sentaba se subía aún más.

- Hyorim - Me llamó, tragué duro, otra vez.

Chasqueé la lengua - ¿Si? - dije sin verle.

- A veces avanzo muy rápido en clase, lo sé y quizá por eso no entiendes. - Dijo quitandose el cinturón para ponerse más cómodo. - Si deseas puedo hacer algún repaso, yo avisaré a los demás de la clase para acordar un lugar y día ¿te parece bien?

No pude evitar emocionarme, creo que eso ayudaría mucho en mis calificaciones. Solo asentí con la cabeza y agradecí al profesor. Bajé del auto e hice otra reverencia, caminé recto hasta llegar a la entrada, abrí la puerta principal y pude oír el motor del auto encenderse. Sabía que el profesor había esperado a que yo entre para irse, no sé porqué sonreí por lo bajo. Cerré la puerta y como siempre no había nadie en casa.

Teach Me   ↠ Park JiMin ↞ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora