Estaba, sentada en la parada de autobús esperando al transporte escolar, con un amigo llamado Kyled el cual ella consideraba que hablaba mucho, hablaban de qué hacer con sus vidas después de la escuela.
-Ameet en un futuro me imagino casado con una hermosa mujer, y un bebé entre brazos, una muy buena profesión, que me guste mucho, y que me deje suficiente dinero para mantener a mi familia.
-Kyled ¿De verdad te vez casado? Yo apenas me Imagino aun viviendo con mi mamá o tal vez con 15 perros no sé. -Lo digo porque no me gustan los gatos.
-Ameet ¿Es que acaso no te gustaría tener a una pequeña muñequita pelirroja cómo tú corriendo por toda la casa? ¿Llamándote mamá? ¿Besándote abrazándote hasta no poder más?, no sé pero esa idea me enternece mucho, serías una gran madre.
-Ay Kyled si supieras que me parece tierno pero por ahora no me llama mucho la atención eso, no soy muy cariñosa que digamos, y aún necesito tener una definición más clara del amor, necesito sabes que es estar verdaderamente enamorada, y eso será suficiente para que pueda tener esa ilusión que tienes tú. -Eso sería algo que compartiríamos en común.
-Ameet La vida te golpea constantemente muy duro, y tú tratas de evitar los golpes... ¿Cómo sabrás que es el amor sí no lo intentas de nuevo?
Llega el Autobús paras salvarme de esta incomoda y cursi conversación que solo suelo tener con Kyled.
Subimos al autobús en total silencio, ¡Gracias a Dios! Porque de verdad no quería hablar sobre eso, es tan estúpido que me pregunte cuando lo volveré a intentar, eso a él no le importa, y no son sus asuntos.
Miro por la ventanilla del autobús cómo si mi vida dependiera de ello y me pierdo en un mar de pensamientos, no de Ameet, sí no de Rose.
¿Tal vez, sí deba de volverlo a intentar? No sería muy justo estar con 15 perros en un futuro, tal vez deba de dejar de darle más vueltas y volver a ser esa niña dulce y tierna de mirada divertida, y dejar un momento a esta Ameet totalmente desgraciada y amargada, al menos por unos meses.
¡Oh Dios! ¿Qué estoy pensando? La Ultima vez que hice eso terminé con las piernas todas cortadas de la rabia que sentía y tratando de remplazar el dolor emocional con el físico, por algo soy así, por algo eh cambiando tanto, y ese algo se mantendrá aunque me quede sola con 15 perros, total, cualquier animal existente es mejor que un humano, con esos animales casi no sé lidiar.
Llegamos a la escuela y Kyled está hablando con una morena muy bonita ¿Quién será? Les Sonrío educadamente y voy de camino a buscar mi aula.
Miro el Horario y se me sale una grandísima maldición.
-Matemáticas. -Digo con toda la rabia evidente en mi voz y en todo el rostro.
Miro alrededor de todo el salón de clases en busca de mi mejor amiga que es una bipolar de mierda, aunque no sé porque la juzgo si soy peor, pero whatevaa. No la veo por ningún lado, al parecer llegará tarde. -De nuevo.
La clase empieza y vuelven a dar El Teorema de Pitágoras, me doy el privilegio de ponerme cómoda y sacar los cuadernos de la mochila, y hacerle creer al profesor que atiendo, mientras disimuladamente, miro su bello culito, -Oh Dios es Perfecto. Digo en voz alta por accidente, pero nadie lo escucha, o al menos eso creo yo. Suena la primera campana para cambio de clases y la nalgona de Onika no aparece por ningún lado, ¿Dónde estará?
Decido llamarla a su celular.
Marco el número dándole a una sola tecla, ya que lo tengo de preferido. Me contesta y le respondo.
-Onika, ¿Qué pasa? ¿Dónde estás? Me tienes preocupada
- ¡HAY! Ameet Tu siempre tan tú, me he retrasado se ha dañado el vehículo de transporte, ya llevaré una excusa, pero discúlpame con los profesores en las clases que no llegue mi hermosa presencia.
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Las 2 Caras de Ameet Irons
Teen FictionSíntesis Ameet Rose Irons una adolecente de 16 años, latinoamericana, pelirroja de preciosos ojos grises, estatura normal para su edad, pues no es ni alta ni pequeña, regular, se podría decir; Le gusta mucho sentir dolor, dolor físico, cómo dolor...