A la mañana siguiente me levanté con un dolor en la espalda tremendo, digo no es que esperara que el suelo fuera una cama de un hotel cinco estrellas, el punto es que me duele la espalda, y no estoy nada feliz.
Miré a los chicos que aún seguían durmiendo y sonreí.
Corrí a la cocina y busqué 2 calderos gigantes y empecé a chocarlos unos con otros, provocando que Richard gritara.
— ¡NO TE LA LLEVES JACK! — Cómo un idiota despertando de su pesadilla.
— ¡¡Safaree deja de tirar los calderos al suelo y vamos arriba!! — Gritó Onika aún dormida, a lo que Richard y yo nos quedamos con la boca abierta.
— ¡¡NEREIDAA!! ¡¡NO QUIERO IR A LA ESCUELA!! — Gritó Seth asustado. A lo cual yo empecé a reír cómo loca y Richard negó con la cabeza.
— ¿Quién es Nereida?
— Corre. — Respondió Seth.
— Oh,oh. — Dije echándome a correr lo más rápido que pude hasta mi habitación y cerré la puerta tras de mí.
Y me quedé observando mi habitación temporal, estaba vacía, solo quedaba la cama y los muebles que tenía la primera vez que pisé esta habitación.
Pensar que cuándo pisé esta habitación por primera vez, me tiré al suelo a llorar, porque entré tan vacía…
Entré como ahora está esta habitación, vacía y sin vida, era un simple mueble, lleno de rasguños y hoyos. Hoy me iré de aquí cómo debí de haber llegado, completa, con las ganas de vivir que no tenía.
Le digo adiós a la cama que más de un día me dio consuelo, a las almohadas que más de una vez secaron mis lágrimas y escucharon mis lamentos, y le sonrío al espejo en el que tantas veces lloré.
Y no podría estar más feliz de poder voltear mi cara, y al ver atrás ver a un Richard sonriente esperándome, un Seth con esperanzas, a una mejor amiga qué siempre ha estado ahí, más que una mejor amiga una hermana, poder ver eso que nunca vi cuándo estuve en agonía en esta misma habitación, en esta misma cama, incluso en este mismo suelo.
Y más que orgullosa de mí misma por saber que en este lugar donde tanto lloré, pensé, y desolé, volveré a empezar de nuevo.
Curaré cada herida que aquí se abrió, justo aquí.
— ¿Por qué lloras pelirroja? — Preguntó Seth con un caldero en su mano, soltó el caldero y corrió abrazarme.
— Aquí fue donde tanto pensé, sufrí, y lloré, en esta habitación, y lloro de felicidad por saber que aquí sellaré esas heridas que en algún momento estaban ensangrentadas, y ahora están en proceso de curación, me iré con un nuevo mejor amigo de aquí, con un ángel que en el cielo me cuida, con él amor por él cual tanto lloré, y con la hermana con la cual llegué aquí. — Suspiré — No podría estar más feliz.
Miré hacia la puerta y me encontré con un Richard y una Onika sonrientes parados en el umbral de la misma.
— Me alegra escuchar que te vas con él amor de tu vida — Dijo Richard en tono arrogante a lo cual fingí estar dolida.
— Sí, pero ¿Dónde está? Estaba aquí esta mañana pero no lo eh vuelto a ver creo que me iré sin él esta vez, pero siempre puedes ser el plan B — Sonreí.
— Muy graciosa — Dijo Poniendo los ojos en blanco a lo cual le saqué la lengua.
— Siempre estaré. — Dijo Onika sonriente. — La distancia impide verse no quererse, insistir, persistir, resistir y nunca desistir, porque siempre se llega a alguna parte si se camina bastante, y morir contigo, si te matas, y matarme contigo si te mueres… —La interrumpí.
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Las 2 Caras de Ameet Irons
Roman pour AdolescentsSíntesis Ameet Rose Irons una adolecente de 16 años, latinoamericana, pelirroja de preciosos ojos grises, estatura normal para su edad, pues no es ni alta ni pequeña, regular, se podría decir; Le gusta mucho sentir dolor, dolor físico, cómo dolor...