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   6 AM y mi alarma decide despertarme, en una hora tengo un difícil examen de álgebra y no he repasado demasiado, todo por tener mi mente en otro lugar. No suelo pasar mucho tiempo distraída en mis pensamientos. Siempre sé qué hacer, como comportarme y de qué forma hacer las cosas. Por algo soy la alumna más aplicada de Riverdale High School. Sí, supero a Betty, aunque yo no soy tan perfecta. Al menos no físicamente.

   Ayer desperdicié casi todo el día pensando sobre si realmente debería audicionar para ser porrista. No tengo el cuerpo perfecto apto como para ser una, eso es obvio. Pero Verónica dijo que me cortaría en pedacitos y además no pude resistirme a la mirada de cachorrito de la rubia. Oh dios, ni siquiera puedo entender como es que son mis amigas.

   Por cierto, hay posibilidades de que Cheryl me acepte, fuimos amigas una vez. Al menos hasta que comenzó a juntarse con sus perras y las Pussycats, ahí yo fui a parar al traste.

   Ronnie se incorporó con nosotros a principio de año, está claro que la conozco hace sólo dos meses. Pero luego de que ella se haya besado con Archibaldo, hiciera que el corazón de mi Betts-Betts se rompiera en miles de pedacitos y yo me distanciara de ella, volvimos a ser amigas cuando la rubia aceptó sus disculpas.

   A Betts la conozco desde siempre, ya que vivo del otro lado de la casa de Archie, nuestro vecino y tan querido amigo que rechazó a mi rubia tan amada. Los cuatro, incluyendo a Torombolo, desde pequeños hemos sido cercanos. Hasta que comenzamos a crecer y bueno, la chica perfecta se enamoró del pelirrojo y yo... Yo siempre estuve totalmente colada por Jughead Jones III, aunque nunca me quiso de esa forma.

   Quizás hubiese sido más fácil si el mundo me hiciese amante de las mujeres, conquistaría a la menor de los Cooper y me casaría con ella. ¡Haría lo imposible para que el Estado apoye el matrimonio gay! ¡¿Por qué mierda no?! ¡Kevin incluso me daría un beso de la emoción si así pasara!

   Lamentablemente, el destino me hizo heterosexual, y fea. Lo único que tengo a favor son mis senos, que son del doble de mis manos. Sí, no me entran en las palmas. Aún así, caderas anchas, trasero no muy redondo, muslos rellenos, cintura pequeña e esbelta, hombros pequeños, 1,75 cm de alto. Es impresionante como a pesar de mi peso, siendo rellenita, mis clavículas se marquen de forma de que si alguien me tomara una fotografía de hombros para arriba, no creería que soy gorda como una ballena.

   En cuanto a mi rostro, no tengo pómulos marcados y lastimosamente no soy cachetona. Una ceja levemente más levantada que la otra, por lo cual siempre las maquillo para que se vean perfectamente iguales, pestañas largas pero lisas, debo usar rizador cada vez que quiero ponerme máscara. Labios tan rellenos que Archie siempre me pregunta donde me inyecté, que él quiere unos labios como los míos, creyendo que tengo botox, que estúpido. Y por último, pelo corto, no me llega ni hasta el cuello. Rubia teñida con reflejos platinados hechos, yendo todo para un costado, el cabello que alguna vez estuvo rapado a los costados comienza a crecer. He tomado la decisión, lo quiero hasta los hombros.

   Comienzo a vestirme y cuando estoy  subiendo mis botas marrones por mis largas piernas, pego un chillido al sentir que alguien toca mi ventana. Mis padres ya ni se preocupan, porque saben que tal adolescente está visitándome, siempre consigue la forma de asustarme, luego de tantos años de amistad. Aunque, ciertamente no me molesta ver esos hermosos ojos verdes que a veces parecen celestes todos los días, ese gorrito que soy la única a la que se lo presta cuando estamos solos y su cabello castaño oscuro llegando a parecer negro si no fuera porque cuando el sol le da, salen sus reflejos chocolates que, cuando éramos pequeños la gente nos confundía como hermanos y yo colérica ante la idea de ser la hermana de mi amor platónico, comencé a teñírmelo de rubio hace dos años.

Daboia Russell |Jughead Jones|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora