❝ NO PUEDO PARAR DE SOÑAR
CON UNA VÍBORA DE RUSSELL,
ENROLLANDO SU CUERPO ENTRE
EL DE UNA PITÓN VERDE,
EL SÍMBOLO DE LAS SERPIENTES
DEL SUR ❞
❝No creo que sea una coincidencia...
—Ahora que se las han arreglado a entrar, adelante, chicas, pregunten —demanda Penélope, furiosa, como siempre.
—¿Dijo que Cheryl estaba en un internado? —cuestiona Toni, con las piernas cruzadas, fingiendo seriedad.
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—Sinceramente, no acostumbro a dar explicaciones a crías de instituto —no, suele dar mamadas a los padres de las crías de instituto. Okey C, debes ser una señorita, educada.
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Se da media vuelta para irse, pero Josie la corta. No puedo creer cómo gente así decide tener hijos... para que pase esto. ¿Jason? Por más horrible y crudo que suene, en un cajón. ¿Cheryl? Estamos por descubrirlo, pero más le vale que no le haya hecho daño porque sólo me bastará una cerilla para prender fuego esta estúpida casa llena de enredaderas.
—Puede que no, pero, Señora Blossom, puede que haya oído que mi madre sale con el sheriff Keller —¡oh, así que ya lo sabe! Me moría de ganas de que ya lo supiera, guardar secretos me mata—. Si no nos dice la verdad, puede decírsela a él.
—Muy bien, la verdad es que Cheryl ha comenzado a demostrar una conducta extraña y pervertida, así que la he enviado a un centro de bienestar donde intentarán ayudarla. No tienen que creerme, pero dejen que les enseñe algo.
Le extiende unos papeles a Josie, y ella cuando los abre, está atónita.
—Oh, Dios mío.
—Dibujó docenas así —explica su maldita madre. A mi me parecen buenísimos, debería dedicarse al dibujo.
—No lo entiendo —dice Ronnie.
—No, pero Josie sí, ¿verdad? —sisea la pelirroja—. Cheryl estaba obsesionada contigo. Hasta el punto de que tenía miedo de que te hiciera daño, o a ella misma, o a ambas. Así que si quieres que le cuente eso a su madre o a tu novio, y que les enseñe a ellos y a toda la ciudad, los dibujos de Cheryl, estaré encantada. Pero espero que tengan la decencia de mantener esto en privado.
—¿Josie? —intento saber qué piensa, pero la zanahoria vuelve a hablar.
—Para ti también hubo, Camille —saborea mi nombre en sus labios de forma asquerosa—. Estaba furiosa que te convirtieras en parte de las Serpientes, que hayas escrito ese artículo defendiendo a FP Jones. Así que fue ella quien pegó todos esos artículos en tu casillero, insultándote con las letras pintadas con sangre de cerdo.
