Daboia Russell |Jughead Jones|

C |72|

   Le hemos pedido a un granjero en la carretera que nos deje en el lugar donde supuestamente la mamá de Juggie se encuentra. Debo admitir que estoy un poco nerviosa, hace años que no veo a Gladys.

  —¿Están perdidos? —nos pregunta un chico del otro lado de lo que yo creo que es una chatarrería—. ¿O buscan recoger algo?   

   Nos acercamos a la reja, y mi prometido se remanga la camiseta, enseñando el tatuaje.

  —Estamos buscando a Gladys Jones. Soy familia, deseamos un lugar para quedarnos.

  —¿Jughead? —una voz sale debajo de un auto, y cuando fijo mi mirada en la personita, Jones se pega al alambrado, sonriendo abiertamente.

—¿Jellybean? —¿cómo es que esta niña esté tan grande? Ya habría deseado yo desarrollar mi cuerpo de tan pequeña. A su edad era un corchito gordito. Y tierno, cabe aclarar. 

  —Pensé que olía algo podrido —responde ella, con suma felicidad, borrándose al instante, hablándole al de la entrada. Vaya súbito cambio de humor—. Ya lo escuchaste, abre la maldita puerta. 

   Él le hace caso, y en menos de un segundo, los hermanos están apretujándose. Ha pasado bastante tiempo desde que Juggie ha visto a su hermanita, demasiado. Cuando se separan, me siento totalmente ansiosa, porque no sé que mierda decir, algo muy extraño en mí.

   El universo va a explotar, Camille Russell se quedó sin palabras.

  —Ho... —comienzo a saludar, pero ella chilla frente a mí.

—¡Oh por Dios, Cam! Eres como mi ejemplo a seguir —me estrecha entre sus brazos y yo le sigo el abrazo, un poco confundida—. Según todos los Serpientes dicen, eres una patea traseros, ¡quiero ser como tú algún día! Ojalá me crezcan unos pechos como los tuyos así puedo tener un novio con el físico de Channing Tatum.

   Se me escapa una carcajada al ver la expresión de Jughead, quien al oír lo último, su barbilla cae, formando una gran "O" con su boca. Sorprendido, intenta cambiar de tema. Nunca pensé escuchar esas palabras de alguien menor que yo.   

  —¿Nos llevas con mamá?  —ella asiente, quedándose a mi lado. Así que me agacho para murmurar lo suficientemente alto como para que todos escuchen.

—A mi también me gusta Channing Tatum, ¡es tan atractivo! Tiene unos musculototes que puede levantarte en brazos y salvarte como una princesa en apuros  —los chicos ponen los ojos en blanco al escuchar mi fantasía, pero JB se ríe y me da la razón.