Daboia Russell |Jughead Jones|

C | 7 |

   Estoy tranquila, mirando una película en el sofá con Jughead, los dos tapados con una manta. Debo reconocer que dejamos de verla a los quince minutos que comenzó. No es mi culpa que se le haya ocurrido elegir una de terror y ahora tengamos miedo a las once de la mañana. O bueno, yo tenga terror.

   Hemos salido antes de la escuela ya que la profesora de español nos dejó retirarnos debido a adelantos de trabajo. Por lo cual, mi pelinegro ofreció pasar el día juntos cosa que no me negué para nada. La película está por terminar y nosotros lo único que hicimos fue besarnos, abrazarnos y dormir una mini siesta aquí. Nos despierta mi teléfono sonando, así que lo tomo y leo el mensaje que nos dejó Archie.

   "C, tú eres buena para dar órdenes, ven a casa con Jug. También necesito su ayuda, iremos a la construcción de papá"

   Al mostrárselo a mi amado, nos desperezamos y nos reunimos con el pelirrojo. Buscaremos más reclutas. Al llegar y tomar todas las herramientas, Fred y Hermione nos miran interrogantes.

—¿Qué es esto? —cuestiona sin entender. Yo de reojo veo al adolescente del gorrito. Ha parado dos minutos para cambiarse de ropa, me interesa demasiado ver qué tipo de ropa usa ahora mismo.

—Tu nueva cuadrilla, presentándose al servicio —informa su hijo, sonriente al igual que todos nosotros. 

—Os lo agradezco, de verdad, pero ¿no tienen que hacer nada más importante? ¿Como ir a la escuela o jugar fútbol?

—Kevin, Jughead y yo no estamos en el equipo —me excuso yo, ganándome una mirada del castaño amante de los hombres al admirar mi conjunto—. Además, los chicos pueden trabajar después de las prácticas y los fines de semana.

—Hasta que encuentres una cuadrilla nueva. Así no te sales del calendario —me sigue Jamie Fraser, digo, Arch.  

—Somos unos machotes, Sr. Andrews —¿qué dices, Moose? Si todavía no has salido del closet, por dios—. Al menos algunos de nosotros.

—De acuerdo, allá vamos —comienza luego de haberlo consultado con la madre de Ronnie. Nos ponemos nuestros cascos y lo seguimos hacia nuestro trabajo.         

—Oh por dios, C, matarás a tu novio así vestida —comenta Kev cuando me quito la chaqueta al ser el primero en verme, codeándome provocando que suelte una gran carcajada—. Mira tus senos, son enoooooooormes. Eres la constructora más sexy que nunca he visto.