C |50|

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Oigan, ¿la novela les está aburriendo? Porque he visto que los comentarios han bajado bastante...


—¡Salven nuestro instituto, salven nuestro instituto! —Gritamos todos eufóricos frente a toda la muchedumbre de gente que está apoyándonos, o no.

   A lo lejos podemos divisar a Archie, quien se acerca con sus Bulldogs con grandes tenazas. Sé perfectamente lo que piensa hacer. Cuando está a tres metros de nosotros, FP lo detiene, defendiéndonos.

—Puede que la poli te deje pasar, pelirrojo, pero si vienes haciéndote el machito, te doy una paliza —¡eso es! ¡Por fin alguien que intenta ponerlo en su lugar!

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—Puede que la poli te deje pasar, pelirrojo, pero si vienes haciéndote el machito, te doy una paliza —¡eso es! ¡Por fin alguien que intenta ponerlo en su lugar!

   En dos pasos, Jughead está detrás de su padre, tomándolo por los hombros.

—¡Papá, no! Te meterán en la cárcel. No le des una excusa.

   Él se corre a un lado y yo me pego a mi novio, orgullosa.

—Lo siento, Jughead —se disculpa la zanahoria.

—Yo también —le responde él con leve melancolía—. No voy a pelear contra ti, Archie. Mira a tu alrededor, puede que haya llevado un par de días, pero ahora la gente sabe lo que hace Hiram, lo que pasa aquí.

   Sin embargo, yo no soy Jughead, yo puedo pelear contra Archie, es por su propio bien. Y por el mío, porque estoy colérica, me siento inútil por haber estado tanto tiempo aquí fuera para que ese mafioso se salga con la suya.

 Y por el mío, porque estoy colérica, me siento inútil por haber estado tanto tiempo aquí fuera para que ese mafioso se salga con la suya

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—Esta batalla no va a terminar aquí —siseo yo, con los ojos llenos de lágrimas de la rabia—. No nos vamos a ir. Así que, como quieras, corta mis cadenas. Quiero que todos te vean hacerlo. ¡¿Dónde está Hiram?! ¡¿Eh?! ¡Manda a un puñado de jugadores de fútbol en vez de ocuparse por sí mismo! ¡Eso demuestra qué clase de hombre es! Un cobarde que no se mancha las manos de sangre.

   Todos están atónitos ante mis gritos, pero lo graban en cámara. No me arrepiento de lo que he dicho, para nada.

—C... —susurra Andrews, pidiéndome las manos para cortar mis cadenas. Debo ser la primera, debido a que soy la líder.

Daboia Russell |Jughead Jones|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora