Daboia Russell |Jughead Jones|

C |19|

   Manejo hasta Southside, acompañada por Jug, quien me quiere mostrar una gran sorpresa según él. Estaciono el Volvo fuera de la caravana de FP, a lo cual nos bajamos y él me toma de la mano, llevándome dentro de ésta.

 —Vaya, alguien ha estado limpiando —halago al ver que todo está en perfecto orden—. Gracias por invitarme, me gusta limpiar.

   Él muestra indiferencia, no se le ocurrió pedirme ayuda.

—Lo limpié después de que el Sheriff Keller lo destrozara todo —camino un poco observando los sofás y algunas decoraciones que recuerdo desde pequeña—. Por si mi padre...     

   Escucho que tira su abrigo y sus llaves detrás de mí.

—Quiero mucho a tu padre, Jug y seguiré dando discursos y peleando por él hasta que salga de ese cubículo —confieso quitándome el saco—. No me rendiré.

—Claro que no —dice moviéndose por detrás. Oh, me acuerdo de ese almohadón, se lo regalé a FP cuando aprendí a pintar en tela. Es horrible y todavía lo conserva, que amor—. Por eso te amo, Cam Russell.   

   Me agarra una estampida de búfalos en el estómago y me volteo con sorpresa. Está ahí, parado, sin su gorro, con su hermoso suéter gris que le gustó tanto cuando se lo regalé por su cumpleaños. Su expresión de sinceridad, de estar abriéndose totalmente a mí a lo cual le hago una imagen mental a esta escena.

—¿De verdad? —es la única estupidez que sale de mi boca entre balbuceos.

—Te amo, Camille Russell —mueve su brazo, cuanta perfección—. Mi Rapunzel, mi Aurora. Te lo confesé hace dos días, en el río Sweetwater cuando te entregué a tu madre, ante el terror de perderte. Pero no lo escuchaste, así que ahora lo hago oficial y te lo declaro, porque no quiero esperar más.

   Todo mi corazón da un vuelco y poco a poco me acerco a él.

—Jughead Jones, lo oí —revelo, haciendo que se asombre—. Tú me diste fuerzas para salir del agua. Me estaba hundiendo, me iba a dejar morir. Hasta que escuché tu voz, tus carcajadas, tu hermosa y contagiosa risa. Con un último esfuerzo, salí a la superficie y tú me besaste con desesperación. Allí me di cuenta de que te amo más que a nada en este mundo y que no te abandonaré nunca. No pude responderte porque caí en la inconsciencia, pero, te amo, Forsythe Pendleton "Jughead" Jones III.