Daboia Russell |Jughead Jones|

C |63|

   Las palabras hablaron por sí solas y no puedo esperar que Jughead me perdone luego de esto. Solamente deseo poder perder estos sentimientos tan rápido como lo perdí a él.

   Es triste, pero después de estos eventos, Jughead nunca más vino a visitarme.

   El policía regordete, que obviamente había escuchado todo, se acerca a mí luego de pasar veinte minutos llorando desconsoladamente con el rostro escondido entre mis brazos. Me tantea el hombro y me giro hacia él, demostrando toda mi destrucción a él y a todas las personas presentes.

—Una vez mi abuelo me dijo que si nunca sentiste que te estaban arrancando el alma, nunca has amado a alguien con todo tu corazón —tiene el gorro de mi promet... ex novio en la mano, junto con la caja de terciopelo. Me las entrega cuando me levanto, enfrentándolo sin fuerzas. Supongo que se apiada de mí, porque me envuelve en un abrazo y yo me limito a llorar sobre su uniforme—. No sé por qué lo has hecho, pero hasta una mosca puede notar cuánto amas a ese chico. Y se nota que él también te adora. Dicen que es un lobo solitario, sin más, siempre que voy a Pop's me los encuentro carcajeando, tomando malteadas y comiendo papas fritas.

—Lo hice para que sea feliz con alguien mejor que yo. Cuando salga de aquí seré una ex convicta y no merece eso —explico a medida que caminamos hacia mi celda, otra vez encontrándonos con Archie y con mi hermano, quien suma dos más dos y entiende rápidamente el por qué de mis ojos rojos, un anillo de compromiso y el gorro de Juggie en mi mano.

—Oh, veo que decidiste hacerme caso, sin embargo, ¿quién creería que rechazarías su propuesta de matrimonio? —se toma de la cabeza, soltando una gran carcajada. El pelirrojo tiene el ceño fruncido ante mi vista fija en el suelo, sin negar las palabras de Isaac—. ¡Pero que iluso que es el pobre niño al enamorarse de una asesina! ¿Alguien filmó el momento en el cual los dos corazones se quebraron?

—Ya basta, Russell —advierte el policía, pero no es capaz de proseguir ya que mi puño se estampa en su mentón, no tengo que hacer nada más ya que él cae al suelo, golpeándose la cabeza con este, soltando un gran ow. Un grito desgarrador sale desde el fondo de mi garganta, a medida que me tomo la muñeca con fuerza. Es la que tengo el esguince, y sentí varios "cracks" cuando mis nudillos en recuperación tocaron su rostro.