Jared
Astral estaba atravesando un periodo difícil y a la vez próspero, vaya controversia.
La competencia estaba teniendo problemas ya que intentaban tanto parecerse a nosotros, que manipulaban constantemente la receta de su cerveza, un error garrafal a mi entender, pero a la vez estaban a la par nuestra en el mercado, y me estaba rompiendo la cabeza para averiguar cómo lo hacían.
Por otro lado, el resultado del cambio constante de su producto hacía que cada vez perdieran más y más clientes, algo que por supuesto nos jugaba a favor. Venía de reunirme con varios y con la mayoría había cerrado trato, entre ellos, Alfonso Grey, quien había sido el primero en pasar por la sala de reuniones y luego de un encuentro extenso los cuatro, él, su asesor, Max y yo, y de varios argumentos a mi favor había puesto la firma por una cuantiosa suma a cambio de proveerle la mejor marca del mercado.
Un negocio justo.
Uno de esos argumentos era la indiscutible verdad de que la cerveza era la bebida por lejos más consumida por los jóvenes en bares, pubs y discotecas, por supuesto también entraban en la lista las bebidas blancas, pero en segundo lugar, y dado el prestigio que Grey provee a sus consumidores y luego de su mala experiencia con Runa, no me costó mucho convencerlo. Fue sólo el primero de seis clientes que habían pasado por nuestras oficinas ese día, y aunque de las ventas me encargo yo ya que soy el que más tratos ha cerrado en la historia de Astral, no es lo que me gusta y me cansa muchísimo mentalmente.
De modo que recién eran las cuatro y media de la tarde de ese miércoles y yo ya estaba agotado.
Me senté en mi escritorio y descansé mi cabeza en la palma de mis manos, permitiéndome por un momento cerrar los ojos. Y como cada vez que lo hacía... la imagen de aquel ángel vestido de negro que conocí en la fiesta del viernes venía a mi memoria irremediablemente.
Desde ese día no lograba quitármela de la mente.
Suspiré profundo.
— Maite, cuando puedas por favor alcánzame un café – solté por el intercomunicador.
La voz de mi secretaria no se hizo esperar.
— Sí, señor.
Sonreí. Esa mañana estaba tímida y más recatada de lo normal, algo sumamente extraño en ella. Pero bueno, yo no era nadie para preguntarle por su vida personal.
— Te he dicho que por favor no me llames señor. Me haces sentir viejo.
— Sí, señ... ¿Ross? ¿Jefe? No sé cómo se supone que debo llamarlo.
Mi sonrisa se hizo aún más ancha y no pasó desapercibida cuando le contesté:
— Sólo tráeme el café.
Recuperé mi expresión adusta, me dispuse a prender el monitor de mi ordenador y abrí unos archivos e informes que me habían mandado algunos empleados para comenzar a supervisarlos. Por más cansado que estuviera, tenía que adelantar trabajo.
Seleccioné uno de ellos y empecé a leer:—————————————
Astral
Producción/98%
Aumento mensual de ventas...
—————————————Allegra.
—————————————
Reporte inicial de proveedor Nro. 273: sin irregularidades
Entrega: normal
—————————————"...se llama Maite. ¿La conoces?"
Sacudí mi cabeza.
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Pedido Nro. 303:
• 1500 (mil quinientos) cajones de Astral Rubia
• 1500 (mil quinientos) cajones de Astral Negra
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Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)
RomanceEn estos días, la continuación!!! Libro II: Hombre de Negocios - Jugando con Fuego "Encuentro" Un hombre de negocios bien plantado en su carrera, con un futuro brillante, una empresa a cargo y muchos dilemas que resolver, pero su vida está vacía hac...