Allegra
No sé cuánto tiempo estuve mirando la blanca pared que tenía enfrente de mi camastro. Debió haber sido un largo rato, porque para cuando la puerta de aquel inmaculado cuarto se abrió, ya estaba encontrándole formas y figuras al revoque.
Maite apareció y se aproximó con premura, en su rostro se distinguía la aflicción y las huellas de varias noches sin dormir. Me estrechó en sus brazos y la escuché sollozar.
— Amiga mía — musitó mientras ambas intentábamos fundirnos en aquel abrazo —, tuve tanto miedo.
Estuvimos unidas unos minutos mientras yo parecía consolarla a ella.
— Ya todo pasó — hablé cuando nos separamos en tanto tomaba asiento en la silla donde hacía un momento había estado sentado él.
Me sostuvo la mirada un buen rato y observé su mentón temblar. Le acaricié la mejilla mientras me interrogaba con los ojos, las lágrimas fluían lento por sus carrillos delgados. Tomó mi mano entre las suyas antes de decir:
— ¿Qué fue lo que ocurrió?
— Max, como venganza hacia Jared — fue lo único que dije y ella asintió para dejarme ver que ya sabía esa parte, que en realidad estaba pidiéndome que le contara cómo habían sido las cosas.
Aún seguía clavando en mí su mirada maternal, y por primera vez en largo rato sonreí, una sonrisa de ternura y agradecimiento hacia ella.
— Estás tan golpeada — señaló.
— Un poco — contesté con esa media sonrisa —. Sin embargo, los detalles te los contaré otro día.
Asintió nuevamente antes de añadir:
— ¿Y con Jared?
Casi no hizo falta que le contestase ya que un súbito frío en mi rostro me hizo notar que se me había ido la sangre de la cara. De modo que mi amiga ya lo sabía; debía de haberse encontrado con él en el pasillo. Yo guardaba esperanzas de no tener que hablar del tema.
No tenía fuerzas para hacerlo, no quería poner en mis propias palabras lo que acababa de pasar, reconocerlo sería afirmarlo.
Sin embargo y a pesar de mí resolución, la frase salió de mi boca como si se hubiesen agolpado las letras.— Me dejó. Jared me dejó.
Asumí que iba a llorar ni bien lo pronunciase, pero en cambio sentí mis ojos secos como las hojas de un libro.
Su mirada cambió y su expresión pasó a ser de rabia.
— No puedo creerlo. No puedo entenderlo.
— Dice que Max escapó — el rostro de mi amiga sufrió otra nueva transformación — y no quiere exponerme más. Como si, a su lado, yo fuese un blanco fácil — expliqué desganada.
— Si eso piensa, entonces es un imbécil, pero... — dirigió la vista al suelo como buscando comprender, yo la seguía con la mirada desde mi cómoda posición en la almohada. Por fin, volvió a mirarme —. Es que simplemente no lo entiendo, después de todo lo que pasó estos días... Allegra — cambió de postura inclinándose hacia mí en tono de confidencia —, todo el tiempo que estuviste desaparecida, no apareció en la empresa. No dejó órdenes, no explicó nada. Simplemente dejó de importarle, y su casa fue un hervidero de policías desde el primer momento en que ocurrió todo, día y noche. Yo iba siempre que podía, a ver si sabían algo nuevo de ti, a ofrecer ayuda. De todas esas veces, lo vi sólo dos, y estaba hecho un desastre: las ojeras por el piso, se notaba que no se había afeitado desde que desapareciste, llevaba puesta siempre cualquier ropa. Su único objetivo era encontrarte. El resto de las veces no estaba; y cuando preguntaba por él siempre obtenía la misma respuesta: "se fue en el coche a buscarla" — tragué saliva mientras ambas nos sosteníamos las miradas con intención, más bien intenté tragar el nudo que allí se estaba formando —. Y siempre oía hablar a su amigo, el detective, de que no comía, no dormía, no vivía.
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Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)
RomanceEn estos días, la continuación!!! Libro II: Hombre de Negocios - Jugando con Fuego "Encuentro" Un hombre de negocios bien plantado en su carrera, con un futuro brillante, una empresa a cargo y muchos dilemas que resolver, pero su vida está vacía hac...