Jared
Me atreví a abrir mis ojos, que ardían, sintiendo los párpados pesados. Una fuerte somnolencia me invadía con cierto agregado de tranquilidad ahora que lo que más amaba, estaba allí conmigo, acurrucada entre mis brazos, a salvo de todo.
De pronto fui consciente del respaldo de la bañera en mi espalda y de que el agua estaba comenzando a enfriarse, tenía que moverme, Allegra no podía pasar frío de ningún modo, pero decidí darme el lujo de ser egoísta por uno o dos minutos más, y disfrutar de su exquisito y único contacto.
Sentía en mi pecho el peso liviano de su cabeza y apenas giré la mía para observar su perfil: su nariz, media escondida en mi cuello, con algunas pecas salpicándole la piel, sus párpados caídos, las pestañas negras acariciando sus mejillas como si fuesen dos persianas. La generosa carnosidad de su labio inferior me llamó la atención y mi inspección minuciosa me llevo a notar la sequedad de su boca, producto de la enfermedad y la deshidratación. Levanté mi mano y deslicé suavemente mi dedo pulgar por él. La rugosidad que palpé contrastaba con la suavidad de la piel que estaba inmediatamente abajo.
Tenía la boca ligeramente entreabierta, dando cortos y trabajosos respiros, emitiendo un sonido leve, como un silbido.
Mierda, dolía tanto verla así.
La impotencia volvió a abrumarme al saberla tan vulnerable, deseé con todas mis fuerzas tener el poder de quitarle esa carga, hubiese dado lo que fuera por verla totalmente recuperada.Me obligué a detenerme y a despertarla cuando el nudo en mi garganta amenazó con hacerse cada vez más imposible de tragar.
Mis dedos le hicieron cosquillas por la espalda desnuda bajo el agua y la sentí removerse despacio como un gatito.
- Arriba, dormilona -. Sentí su sonrisa en mi piel pero no hizo amagues de levantarse -. Sé que estás exhausta después de lo que hicimos, cariño, pero por eso hay que levantarse. Debo llevarte a descansar, el agua se está enfriando.
No hubo respuesta de su parte. Tomé su rostro con mi mano derecha y acaricié su mejilla. No abría los ojos. Asustado, me incorporé a medias con ella en mi regazo.
- Amor. Háblame.
Se removió de nuevo y sus labios se abrieron apenas para susurrar arrastrando las palabras:
- Lo siento. Tengo mucho sueño.
Suspiré aliviado tomándome el puente de la nariz con los dedos.
Me levanté y la ayudé a que hiciera lo mismo, y cuando la deposité en el suelo fuera de la bañera mi preocupación volvió al ver que le temblaban las piernas y seguía sin abrir los ojos. Me dije a mí mismo que era normal, producto de la debilidad de la enfermedad y el sopor inducido por los medicamentos.La sequé rápidamente, tomé una bata gruesa que yo solía usar y se la coloqué para abrigarla, su cuerpo se bamboleaba con mis movimientos. Comenzó a toser.
- No te preocupes mi vida. Yo te llevaré.
La cargué en brazos nuevamente, sintiéndola fría, la conduje hasta mi cuarto, la deposité en la cama, la cubrí con las cobijas y me dirigí al termostato a comprobar que la calefacción estuviera encendida.
Volví a ella, que ya se había acurrucado en un rincón de la cama, abrazando a la almohada y sacándome una sonrisa, la cubrí de besos y me embriagó el aroma de su piel mezclado con el de mi gel de baño. Inspiré todo lo que quise, incluso hundí mi nariz en su cuello, se sentía tan malditamente bien que oliera a mí, quería que sus deliciosas fragancias, la de su piel, su perfume, el aroma de su cabello, se fundieran con las mías. Quería lo suyo en mi cuerpo, y lo mío en el suyo.
ESTÁS LEYENDO
Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)
RomanceEn estos días, la continuación!!! Libro II: Hombre de Negocios - Jugando con Fuego "Encuentro" Un hombre de negocios bien plantado en su carrera, con un futuro brillante, una empresa a cargo y muchos dilemas que resolver, pero su vida está vacía hac...