Allegra
Las horas pasaban y estaba empezando a cansarme de la rutina. Jared me tenía encerrada en su departamento y no podía salir (aunque debo decir que esto era por recomendación del médico, quien me indicó que tratara de no salir a la calle los primeros días para no exponerme y darle más tiempo de recuperación a mi cuerpo).
Se había hecho cargo de todos los detalles, incluso había ido a mi casa a buscar a Tiana y la había traído aquí conmigo. Por la mañana él se levantaba muy temprano, dejando impresos sus labios en mi sien como despedida, medio despertándome para, finalmente, saludarlo antes de que se fuera, cosa que terminaba con él de vuelta en la cama y yo arrugándole el traje.
Luego me levantaba yo, ordenaba la casa o estudiaba, o leía sobre algunas cosas que me interesaban, y luego llegaba Clara, quien resultó ser una señora mayor muy bonachona, con quien me divertía mucho hablando, y me ayudaba a que se pasase la mañana más rápido.
Al principio, la hice renegar bastante ya que cuando llegaba, me encontraba por lo general limpiando, y había oído del "señor Ross" que yo estaba enferma, que debía guardar cama y para nada hacer ningún esfuerzo.
Joder con el <<señor Ross>>.
Igualmente, al segundo día entendió que nadie puede con mi genio.
Y yo entendí que tampoco debía esforzarme tanto, porque mis resentidos pulmones aguantaban... hasta cierto punto. Por supuesto fui mejorando, pero al principio cualquier cosa que antes era cotidiana, como subir dos escalones, caminar más de veinte metros, barrer con una simple escoba, me agitaban de una forma que parecía haber corrido una maratón cuando solo había dado unos pocos pasos. Un fuego en el pecho me obligaba a parar cuando me pasaba de la raya y me recordaba que hacía solo un par de días había estado conectada a un respirador.
Tomé consciencia de hasta qué punto nos movemos, andamos, hacemos y deshacemos en nuestras vidas sin darnos cuenta de que la Salud lo es todo.
Cosas que hacemos de modo automático, las que no valoramos poder hacer porque ya estamos acostumbrados, tareas de pocos segundos en general; una persona con problemas de salud no puede hacerlas, o tarda un montón para llevarlas a cabo, como me ocurrió esos días. Y entendí que se le suele dar importancia a las cosas más efímeras, y a las que realmente importan, como gozar de un cuerpo y una mente saludables, o el poder valernos por nosotros mismos, no.
Pero supongo que esas cosas siempre se aprenden a las malas.
De modo que allí estaba yo los primeros dos días, aburriéndome como un hongo y contando los segundos que faltaban para que él llegara.
El primer día, llegó más temprano y con una bolsa de chocolates, la cual sorprendentemente aniquilamos viendo una película de terror en Netflix.
El segundo día quise mimarlo yo, así que lo esperé con la comida hecha, un plato que según me dijo una vez era su favorito.
Mientras la comida se cocinaba lentamente en el horno eléctrico, me senté en el sofá repentinamente hastiada. Por más que fuese su casa y que el hecho de sentir su aroma en todos lados fuese como una inyección reconfortante, me sentía asfixiada y terriblemente aburrida.Mis ojos vagaron por el salón de estar, terminando en una pequeña puerta en una esquina, y caí en la cuenta de que nunca había entrado allí, y no sabía lo que había en ese cuarto. Quizás fuese simplemente otro baño, pero lo cierto fue que despertó mi curiosidad. ¿Sería invasión a la privacidad entrar sin haber consultado previamente?
Las ganas de descubrir algo nuevo que me sacase de la rutina me motivaron y dejé el mullido sofá para atravesar la sala.
Apoyé mis dedos en el picaporte y lo accioné, busqué el interruptor de la luz... y lo que vi me dejó simplemente boquiabierta.
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Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)
RomanceEn estos días, la continuación!!! Libro II: Hombre de Negocios - Jugando con Fuego "Encuentro" Un hombre de negocios bien plantado en su carrera, con un futuro brillante, una empresa a cargo y muchos dilemas que resolver, pero su vida está vacía hac...