13: "Nada"

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Jared

Aquella tarde, con lo de Max y todo el trabajo acumulado que había adelantado y que aún me quedaba por terminar, salí de la empresa agotado física y emocionalmente.

Si seguía así me iba a terminar enfermando, no podía continuar con el estrés que me ocasionaba el no poder resolver lo de Max y el hecho de que todo el trabajo difícil me quedaba a mí, ya que él estaba tan evidentemente metido en sus negocios sucios que había desatendido por completo sus obligaciones de director.

En el estacionamiento busqué mi coche y activé la alarma. Siempre se me olvidaba dónde lo había aparcado y tenía que recorrer hileras de automóviles hasta dar con el mío.

Me senté en el asiento del conductor y tamborileé con los dedos en el volante, proponiéndome dejar la mente en blanco unos segundos buscando relajarme antes de emprender el camino hacia mi casa, y justo en el instante en que lo logré... apareció su imagen cubriéndolo todo.

Sentada, serena, radiante. Sonriendo deslumbrantemente para mí. Con sus bucles rubio chocolate cayéndole por los hombros, sus ojos castaños mirándome profundamente... y eso fue todo. No supe por qué, pero quería oír su voz.

De pronto me descubrí pensando en que en otra ocasión jamás hubiera vuelto a llamar a otra mujer que me hubiese rechazado, pero igual Manuel tenía razón: eso nunca me había pasado, por lo menos no tan abiertamente, y no en los últimos años.

Nunca me habían dicho que no tan deliberadamente y debo reconocer que no se sintió para nada bien el haberlo vivido. No lo entendía, a mi ego lo habían mandado a tomar por saco y yo estaba ahí con el móvil en la mano, por escribirle un mensaje a la mujer que mandó mi dignidad al subsuelo.

Extrañamente, no me importaba, el impulso por saber de ella pudo más. Abrí el chat con su nombre y su foto y dudé. ¿Qué debía decirle? Decidí simplemente teclear.


"Hola, Ángel. ¿Estás en tu casa?".

Enviar. Espera. ¿Qué coño? ¿Qué acabo de escribir?

Sonido de mensaje:





"Hola! Nunca pensé que volvieras a escribirme, te hacía más orgulloso ;)".

Tecleé la respuesta.

"Que le den a mi orgullo. ¿Llegaste a tu casa?"

"Recién. ¿Por qué?"

"Porque alguien va a tocar a tu puerta en veinte minutos".

Ignoré su mensaje preguntando curiosa y salí del chat. Entré a internet desde el móvil, abrí la aplicación que solía usar en alguna que otra ocasión especial, la de la florería más cara y reconocida de la ciudad, e hice un pedido inmediato con entrega a domicilio de siete docenas de rosas rojas.

Me iba a ganar a esta mujer por cojones.







Veinte minutos más tarde estaba sentado en mi coche en la vereda del apartamento de Allegra, mirando cómo ella recibía anonadada las siete docenas de fragantes flores envueltas en papel dorado y rosa y firmaba la entrega en la carpeta del chico de la florería. Luego de que la camioneta del reparto se hubiese marchado, esperé unos diez minutos más para darle tiempo a que las ponga en agua, bajé y toqué su timbre. Me recosté en el umbral mientras esperaba que me atendiera.

Allegra abrió la puerta.

- Hola.

- Hola - saludó cálida, pero su sonrisa era algo burlona -. Pasa.

Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora