12: ¿Qué debo hacer?

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Allegra

— ¿Le dijiste que no? – me preguntó una incrédula Maite aquella tarde de jueves mientras volvíamos en el metro luego de un nuevo día de trabajo.

Hoy yo había pasado de mi café diario del Starbucks porque estábamos casi a fin de mes y debía cuidar el dinero hasta que volviese a cobrar. Maite se había ofrecido a pagármelo, pero le dije que no me apetecía. No me gustaba que me pagasen nada, y ese era en parte el motivo por el cual le había dicho que no a Jared ayer. El martes habíamos pagado a medias y no iba a consentir que en nuestra segunda salida tuviese que pagar todo él. Era más fuerte que yo y no podía evitar ser así.

— ¿Por qué te cuesta tanto creerlo? — pregunté suspicaz.

— Oh, no lo sé – contestó con sarcasmo –, quizás porque ayer cuando hablamos por la mañana no dejaste de decirme lo guapo que se había puesto y lo lindo y caballero que había sido contigo.

Sonreí y pude sentir cómo me ruborizaba por completo.

— Ya — contesté apenas —. Pero no sé.




Se me quedó mirando unos segundos, buscaba algo en mis ojos.


— ¿Qué es lo que no me estás contando?



Y lo encontró.

Rodé los ojos. Simplemente no podía esconderle nada a ella, me conocía demasiado.





— Vale. Tengo... una duda – hice una pausa, no sabía cómo decírselo. El gesto de su rostro me instó a continuar —. ¿Tú sabes algo de la vida de Jared?




Pude ver que mi pregunta la sorprendía, no era lo que estaba esperando.




— Pues... si hablas de su vida personal, poco y nada.

— ¿Entonces no sabrás de un rumor acerca de que es un mujeriego empedernido? — Su expresión se volvió de inquisitiva a apesadumbrada y comprensiva y dirigió su mirada hacia alguna parte del suelo — ¿Entonces sabías?

— Le ordené que tuviera cuidado contigo cuando le pasé tu número – dijo sin más.

— Claro, como si solo por eso fuese a comportarse — resoplé hastiada. Pero en verdad, lo que estaba era desilusionada.



Genial. Entonces Daniel estaba en lo cierto. Parte de mí había esperado que ella me lo negara y que me dijera que era un amor de persona, sincero y honesto. No pude evitar el mal humor debido a la decepción de su respuesta.



— No es eso a lo que me refiero, sino a que yo ya te lo había insinuado. ¿Por qué crees que te lo advertí en un principio? De todos modos, tú fuiste la que dijo que solo quería pasar una noche alegre con un desconocido y nada más. Lo hiciste, perfecto. Los dos se divierten sin compromisos, entonces, ¿En qué te afectaría a ti si fuese mujeriego o no?

Sentí su mirada analizándome y supe que no iba a tardar mucho en sacarme la ficha.

— Lo sé, pero... quizás tenía la esperanza de que no fuese así – respondí con voz queda.

— Pero no entiendo, la verdad, ¿qué esperabas? Es guapo, tiene dinero, es exitoso y conocido. Un tipo como él es obvio que aprovecharía las cualidades que la vida le dio –. Asentí lentamente reconociéndolo, no del todo convencida. De pronto la vi taparse los ojos con una mano –: Allegra, dime por favor que no te estás enamorando de él.

— ¿Qué dices? No, claro que no – respondí más efusiva de lo necesario. Me fulminó con la mirada mientras se apoyaba en la pared del vagón con los brazos cruzados —. No, basta. Sólo esperaba que fuese distinto, no lo sé, encontrar por una vez un tipo que no fuese básico y superficial.

Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora