Allegra
Aquella noche fue, si puedo decirlo así, mágica.
Jared me acompañó como siempre al bar, todo el tiempo estuvo de un buen humor increíble y más cariñoso que nunca, me robaba besos y sonrisas frente a su amigo, quien reía mirándonos con júbilo, y yo no cabía en mí de felicidad, verlo así, tan lleno de vida, tan alegre. Simplemente sacaba lo mejor de mí, por lo que aquel show me salió mejor de lo que esperaba, incluso lo extendimos un rato más ya que la gente se contagió de nuestra algarabía y subieron muchos al escenario a cantar karaoke.
Hubo muchas risas y la alegría flotaba en el ambiente, pero la sonrisa que más amé aquella noche fue la suya. Cada vez que me giraba a verlo y lo descubría con esa felicidad que le llegaba a los ojos, mirándome, imposiblemente atractivo, mi pecho se extendía y casi pude sentir que de la espalda me salían alas, unas hermosas y majestuosas alas impulsadas por su miel, que me hacían flotar por todo el salón.
A quién quería engañar.
Estaba completa e irreversiblemente enamorada de él, ya no iba a ocultarlo más, no podía.
No cuando se había vuelto en tan poco tiempo, una parte tan importante de mi vida.
Cuando subimos a su coche y nos dirigimos a su casa, hablando animados del show y del episodio de esta tarde con la tal Carla, aún volaba y supe que en algún momento de la noche se lo iba a decir, lo iba a soltar todo. Así era yo, no podía con mi genio, necesitaba exteriorizar ese tipo de cosas porque quemaban tanto dentro mío, que solía, en situaciones así, expulsar todo fuera. Todo lo que ya de por si sentía por él se había magnificado esta tarde cuando lo oí llamarme cariño, dejándome helada; sé que sólo era un estúpido mote pero para mí significaba mucho, y había prendido alguna clase de luz en mi corazón que no lograba apagar. Y luego, las miradas que me había dedicado toda la noche llenas de algo que al principio no conseguí identificar, y que al final pude darme cuenta de que era orgullo, y algo más... quizás amor.
Así que por más que luchara, por más que me intentara controlar, siempre acababa vomitando mis pensamientos, y más con la confianza que habíamos adquirido en estos días. Solo esperaba no arruinarlo todo.
Entramos a su departamento, estaba calentito y me hizo sonreír, Jared no sufría el frío por lo que no solía prender la calefacción, sabía que lo había hecho por mí.
Dejé mi abrigo y mi bolso de cualquier manera en el sillón y cuando me giré para agradecerle me sorprendió, casi al borde de asustarme, cuando me lo encontré inmediatamente detrás, peligrosamente cerca, rodeando justo en ese momento mi cintura con sus enormes manos, depositando caricias suaves y redondas con sus pulgares. Su mirada se clavaba en la mía, intensa, peligrosa, para posarse luego en mi boca, insinuante y descarada.
Sus labios estaban entreabiertos y al verlos tan de cerca los descubrí secos. Me acerqué despacio, el mundo se detuvo, los segundos comenzaron a ir imposiblemente más lento, y pasé mi lengua por ellos para humedecerlos. Sentí cómo se hacía más fuerte su agarre en mis costados y me atrajo aún más, abrazándome con posesividad y dulzura.
Me sostuvo un momento la mirada y aquel elixir me dejó sin respiración. Pude ver sin tapujos sus iris, moteados de tonos marrones y un color parecido a la plata.
Eran los ojos más hermosos, más particulares y más expresivos que había visto jamás. Intenté guardarme en la memoria esa imagen única, la rectitud de su mandíbula, sus pómulos marcados, la perfección de su nariz; quise impregnar mis pulmones del delicioso aroma de su aliento, el exquisito olor de su piel. Supe que nunca tendría suficiente de todo aquello. Nunca podría cansarme de él.
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Hombre de Negocios (HISTORIA TERMINADA)
RomanceEn estos días, la continuación!!! Libro II: Hombre de Negocios - Jugando con Fuego "Encuentro" Un hombre de negocios bien plantado en su carrera, con un futuro brillante, una empresa a cargo y muchos dilemas que resolver, pero su vida está vacía hac...