Capítulo 4 Pablo

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Dedicado a : Ivania86 

Si me pagaran por olvidarme de mis responsabilidades seria multimillonario.

Miriam va a asesinarme. Tiene 32 años, pero según ella, por mi culpa multiplicaba su edad.

Mi celular volvió a sonar, cerré los ojos y atendí

— No me digas nada, ¿te secuestraron los ovnis nuevamente?— se me escapo una risa que logro que se enojara más— señor Humilde, espero que este por llegar porque si no hoy mismo presento mi renuncia

—Miriam por Dios vas a envejecer ¡que ya llego mujer! Al taxista se le pincho la goma.

— ¡Mentiroso!

— ¡Qué es verdad! ¿Queres hablar con él?— el taxista me miro a través del espejo retrovisor y se puso serio— 5 minutos— estaba nerviosa podía notarlo, sin contar que escuchaba como sus tacos chocaban contra el suelo de manera pesada— te adoro ¿lo sabías?

— Yo no Pablo. Apúrate, hazme ese favor.

Ella también me adora, no dejen que su mal humor los engañe. Todos aman a Pablo Humilde. Es mi don.

Cuando el auto paro en un semáforo aproveche y le compre rosas a Miriam. El vendedor me cobro  seis rosas como si fuera que fueron cultivadas en otro planeta ¡Estafador! Mínimo espero que duren más de una semana.

Baje a toda prisa del auto y entre corriendo a la discográfica.

Kaplan estaba sentado mirando unos papeles muy concentrado. Miriam salió de detrás del mostrador, camino hasta mi con pasos rápidos, me arrebató las rosas que yo extendía con amor hacia ella y  dijo

—Deberías dormir acá cada vez que tengas una reunión— miro su reloj pulsera— 40 minutos tarde. Espero que tengas una buena excusa— Apoye mi mano sobre su hombro

—La tengo. Ahora hazlo pasar— sacudió la cabeza— cuida esas flores. Creo que me robaron sin que me diera cuenta— sonrió y saco mi mano de su hombro

—espero que te hayan salido muy caras y que tu excusa sea agradable y convincente para el señor Kaplan.

Me tome el pecho de manera dramática

—Juro que no es una excusa. El pobre hombre que me traía se le pincho la rueda

—Seguro

Se fue y se acerco a Kaplan.

Si supiera que mi excusa es que me entretuve con la nueva vecina.

Fui solo a llevarle un café como ofrenda por haberla imaginado desnuda. Pero cuando me abrió la puerta y me invito a pasar no pude decir que no.

No sé en que estaba pensando...bueno en realidad si sabia; de repente me la imagine desnudándola y tirándola sobre la cama para un polvo mañanero. Pero al entrar y ver la cantidad de libros y su carita de gatito de shrek ¿Les dije qué tienen la carita del gatito de shrek?

Si no lo dije lo digo ahora...tiene la cara del gatito de shrek.

A lo que iba era que me di cuenta de que no era una de esas mujeres que le gustan echarse un polvo por necesidad.

Creo que era la típica <chica compromiso> y yo huía de ese tipo de mujeres.

Un carraspeo me saco de mis pensamientos. Kaplan estaba detrás de mí

— ¡Daniel! ¿Cómo estás? Disculpa la demora— le extendí la mano y la tomo entre la suya— el taxista tuvo un inconveniente con el auto.

—Pablo, no sé porque no te compras un puto auto.

Mi vecino...Mi Cupido  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora