Capitulo 25 Laura

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Pablo  lloraba sin ningún tipo de consuelo y verlo así me hacia doler el pecho.

Lloraba con tal angustia que me recordó a un niño pequeño.

Cuando logre que se calmara solo decía

— Lo siento— y me abrazaba aún más fuerte.

No entendía por qué se disculpaba tanto, quizá le daba vergüenza haberse quebrado de esa manera delante de mí.

Trate de separarme un poco de él y lo logre después de mucho insistir.

— Pablo ¿Qué te pasa? ¿Por qué estas así?— le acariciaba los rulos despeinados, que ya le habían crecido bastante a pesar de que solo habían pasado un par de semanas de lo de la peluquería.

— ¿Por qué dejaste que te besara?— me estaba reclamando. Su voz sonaba totalmente acusadora

Me removí incomoda en la cama, pensé que no recordaría eso.., el estado en el que estaba…, jamás imaginaria que lo recordara.

Sí, me había besado.

Si bien  había sido un tanto brusco me gusto sentir sus labios contra los míos.
Aunque su lengua entro de golpe a encontrarse con la mía, no pude evitar suspirar de puro placer.
Pablo sabía lo que hacía como siempre pensé.

Cuando intento desnudarme fue que me di cuenta de que se nos estaba yendo la situación de las manos. No es que sea una mojigata. Me moría de ganas de hacer el amor con él, pero no quería que fuese así. Pretendía amanecer abrazada a él y no con una simple resaca.

— Laura, eso fue totalmente asqueroso— abrí grande los ojos.

¿Le había dado asco besarme?

La vergüenza que sentí en un principio se disipó de un plumazo y el enojo tomo su lugar.

— ¿Disculpa? ¿Tan asqueroso te pareció?— quería mandarlo a la mierda pero trate de calmarme. Le tenía que dar derecho a replica

— No. No me refería a eso…, yo…—. Se tropezaba con sus palabras y se refregaba la cara  desesperado— bueno Sí. Fue asqueroso, yo estaba totalmente borracho. Y te bese como si fueras una más, una cualquiera.

Dios como me dolió escuchar eso de su boca.

<te bese como si fueras una más, una cualquiera>

La frase hacía eco en mi interior. Me había besado como lo hace a esas amantes. Y yo, creía que a pesar de las  circunstancias había sido algo especial.

Los ojos me ardían a causa de las lágrimas no derramadas, pero no iba a darle el lujo de verme llorar.
No Pablo Humilde, te juro por Dios que jamás derramare una lágrima por tu culpa

— Andate Pablo— dije con un tono un poco más fuerte del que debía pero quería que me escuchara ya que hablaba bajo como consigo mismo.

Levanto la mirada y al verme enojada, a punto de llorar trato de acercarse. Obviamente me aleje.
Bajo la mano que había levantado para tratar de acariciarme

— Debía ser especial— su voz sonaba quebrada. Sorbió por la nariz— tendría que haber sido allá…, en el jardín japonés. Te merecías que te besaran como en una película Laura. De esa manera romántica. Yo hice todo lo contrario, te bese, te manosee y…,— se puso de pie de golpe y le pego una piña a la pared— ¡Carajo Laura! Que mi vida es una puta mierda y te estoy arrastrando conmigo. Y no me lo pones fácil. Trato de alejarme pero algo me atrae de nuevo. Hasta invente algo horrible  de vos porque soy un idiota.

Mi vecino...Mi Cupido  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora