capitulo 34 Pablo

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Había amanecido soleado y demasiado caluroso para estar en primavera. Hacia cerca de 21 grados y no eran ni siquiera las siete de la mañana.

Una enfermera entro cuando mi madre apenas estaba abriendo sus ojos. Debían darle su medicación justo a las siete.

- ¿Cómo pasaste la noche Brida?- le preguntaba mientras inyectaba la medicación en el suero.

- Fue una de mis mejores noches- me guiño un ojo cuando me vio acomodarme a los pies de la cama- ayude a mi hijo a que se fuera de viaje a buscar a su amor verdadero- la enfermera dejo de hacer su trabajo para observarme. Hizo una mueca que se podría llegar a considerar una sonrisa y yo solo me encogí de hombros.

Julián abrió de golpe la puerta haciendo que esta chocara contra la pared. Menudo susto nos hizo dar a los tres, que respingamos de la sorpresa.

Llevaba consigo un ramo de rosas rojas y unas cuantas gotas de sudor en su frente. Pidio disculpas por haber entrado de esa manera y es que pensó que llegaría tarde para el parte médico por parte del doctor que atiende a Brida.

La enfermera, la cual se llamaba Gloria, lo tranquilizo diciéndole que llegaba puntual solo el médico se retrasaría unos minutos en pasar por la habitación.
Largo un suspiro de alivio y se sento en la silla junto a la cama de mi madre.

A los pocos minutos nos quedamos solo los tres.

Mientras juntaba mis pertenencias para irme, escuchaban como ambos hablaban por lo bajo para evitar de que oyera lo que se estaban comentando

- ¿Puedo saber de qué hablan tanto? ¿sabían qué es de mala educación hablar en secreto?- ambos miraron hacia donde me encontraba parado con mi mochila colgando en uno de mis hombros- cuchichean mucho ustedes dos y eso quiere decir que algo se traen entre manos- sonrieron

- Pablo..., tu madre me estaba comentando de que vas a ir en busca del amor de tu vida a Brasil- asentí un tanto tímido- te felicito por ello

- Gracias- baje la mirada. Aun me daba un poco de vergüenza de que la gente supiera de que estaba locamente enamorado

- Tenemos un regalo para ti- dijeron al unísono

- ¿Para mí?- pregunte asombrado

- Sí hijo, para ti. Y lo tienes que aceptar sí o sí. No se acepta un no como respuesta

Julián se rio de la forma autoritaria de hablar de su mujer.

Vino hasta mí, metió la mano dentro del bolsillo del jeans y me dejo sobre la palma de la mano un hermoso anillo de oro decorado con dos corazones entrelazados. Uno en color negro y otro en color blanco.

Mire ese anillo anonadado, y es que era precioso. Sencillo, pero hermoso.

- ¿Para qué es esto?

- Para Laura-  mire a mi madre buscando explicaciones- ese anillo me lo regalo Julián- explico- fue un regalo para nuestro primer aniversario juntos. Venía junto con una nota que decía..., - comenzó a citarla de memoria- <eres el amor de mi vida. Lo descubrí cuando tuvimos nuestra primera diferencia, donde yo decía negro y tú decías blanco..., y lo supe. Supe que quería pasar el resto de mi vida junto a ti para que juntos formemos nuestro tono preferido de gris porque ese día también supe que nos complementábamos como nadie jamás lo hizo alguna vez. Te amo, hoy y para siempre>- vi a Julián ponerse colorado pero aún así se acerco hasta ella y le dejo un beso en los labios

- Para siempre- susurro

- Para siempre- contesto mi madre.

Se reincorporo un poco más a en la cama y con un gesto me pidió que me acercara. Me acaricio la mejilla y luego removió mis rulos como era de costumbre, yo cerré los ojos disfrutando de su caricia

Mi vecino...Mi Cupido  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora