Dedicado a emiiferrer23Cuando la vi quitarse el vestido todos mis sentidos se activaron. La sangre comenzó a correr más rápido por todo mi cuerpo, hasta concentrarse en el lugar corrector.
El pequeño Pablo estaba preparado para atacar. Bueno el gran Pablo, estaba preparado para atacar.
Pero esa presión que sentía en los calzoncillos dejo de existir cuando Laura comenzó a llorar y al ver el ataque de furia que le dio.Ver a Laura tirar con todas sus fuerzas un vestido contra la pared y llorar sentada en medio de la cama sin consuelo hizo que dejar de pensar con la cabeza incorrecta.
Mientras la consolaba no podía dejar de sentir las sensaciones que su cuerpo me regalaba.
La piel de su espalda, pálida, cálida y con algún que otro lunar perdido por ahí. Sus brazos pequeños pero firmes tomándome por la cintura y apretándome lo más fuerte que podía. Su pecho subiendo y bajando a causa del llanto… justo ahí me di cuenta de que mi remera estorbaba y tenía ganas de arrancármela. Pero no para tener sexo con ella, si no para sentir el calor de su piel junto a la mía.
Cuando la alce un poco más, porque sentía que se estaba soltando, fue cuando dejo a la vista la curva de su cola adornada por esa tanga negra de encaje que minutos antes estaba sobre la cama.
No pensé en ella como mujer, no en ese sentido primitivo que se apoderaba de mí cada vez que veía piernas largas, cola y pechos, no, esta vez fue distinto…, vi reflejada una diosa.
Porque si de algo estoy seguro es que si Dios existe es mujer.Tenía que volver a la tierra, donde Laura no era una diosa, no al menos en el sentido que yo le estaba dando en ese momento.
Ella era mi vecina a la que por idiota e inmaduro había hecho llora.Ella no lo sabía pero el causante sus lagrimas era el mismo que estaba prometiéndole los libros que no podía comprar.
Corte la situación en la que estaba sacando al Pablo de siempre.
Le recordé que estaba desnuda y se soltó de mi agarre y corrió hasta el baño.
No podía parar de reírme.
Laura recupero la cordura en 10 minutos de reloj. Era una tormenta agresiva, cuando descargaba toda la furia que había acumulado dejaba que el sol volviera como si nada.
Salió del baño ya sin maquillaje y con un pijama violeta con corazones negros.
— ¿Vestida para la ocasión?— miro hacia la ropa que llevaba puesta y se encogió de hombros
— Ya tenía listo el pijama antes de que León llamara— fue hasta la cocina y prendió la ornalla, poniendo a calentar agua.
— ¿Queres qué me vaya?— volvió a encogerse de hombros como respuesta
— Te propongo algo— se giro y quedo mirando fijamente. Ya me estaba dando miedo.
— ¿Te comieron la lengua los ratones?— volvió hacer ese gesto con los hombros— ¡Me canse!
Me levante de la cama y corrí hacia donde estaba. La atrape antes de que reaccionar y comencé a hacerle cosquillas por todos lados.
— Basta Pablo— reía como una niña— ¡Basta que me voy a hacer pis! ¡por favor!
La solté porque caímos al suelo. Menos mal que ella había caído sobre mí y no fue al revés.
Nos quedamos ahí en el suelo. Por primera vez a Laura no le importo comportase como una niña— ¿Mejor?— asintió.
Levante la mono como para amenazarla de que si no hablaba iba a hacerle nuevamente cosquillas.
— Sí, mejor—. Intento ponerse de pie pero no se lo permití— nos estamos ensuciando Pablo
Bienvenida sea la señorita Laura un vez más.
— ¿y?— la tome del brazo— la ropa se lava
— Ya lo sé— le estaba remarcando algo obvio pero a veces sentía que se le olvidaban las cosas simples y sencillas de la vida.
— Vamos a la plaza a mirar las estrellas— propuse sin pensarlo.
En realidad de repente me vino una imagen de ambos tirados en el pasto, mirando las estrellas y hablando de la vida en general, conociéndonos un poco más.
— ¡vamos!— lo dijo con total entusiasmo y se levanto— espera a que me saque el pijama y me vista.
— Te espero, pero dame media hora y soy todo tuyo— también me puse de pie y me acomode un poco la ropa
— No me digas que te surgió algo con el trabajo…, o no peor aún vas a ir a llamar a la chica con la que hacías el amor esta mañana después de nuestra noche de película para cancelarle la cita
Sí algo aprendí durante mis 27 años de vida fue leer entre líneas lo que una mujer quería decirme. Y Laura por más tonito que le pusiera a la oración estaba reclamando que me acosté con otra, de que la deje y diciéndome que eso le dolió.
— No tengo justificativo para eso que paso. Solo déjame recompensarte como lo mereces.
— No tenes que recompensar a una <amiga> por nada— dibujo con sus dedos unas comillas en amiga
— En cierta forma tenes razón pero quiero hacerlo. Te lo debo— le guiñe un ojo
— ¿Por qué me lo debes?— cuestiono ya enojada.
Casi le confieso lo que había inventado de ella para espantar las garras de León. Pero como pretendo vivir muchos años más copie su gesto; me encogí de hombros y dije:
— Porque quiero hacerlo. En media hora paso a buscarte. Pero te voy a decir tres cosas— levante tres dedos y ella puso los ojos en blanco
— La primera. No te pongas vestido porque vas a estar incomoda. Quizá iba bien con León, pero conmigo no.
— ¿Es una cita? — sonrió
— RECOMPENSA dije y no interrumpas la lista
— Ok
— Segundo no vengas en ropa interior…, no trates de seducirme
— ¡Tarado!— bajo la mirada avergonzada
— Y tercero. Prepárate para contar estrellas y hablar sobre todo que no le confesaste a nadie más que a vos misma o a tu diario…
La deje sola para que se preparara, yo en cambio baje a la calle y fui a comprar cosas para hacer un especie de picnic bajo la luz de las estrellas.
Me trate de convencer mentalmente de que no era una cita, que era la manera que encontré de recompensar a Laura por lo que le dije León.
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Mi vecino...Mi Cupido
Teen FictionLaura se encuentra a sus 25 años sola y con un montón de cajas a sus pies . Su novio con el que salió los últimos seis años de su vida acaba de dejarla. Laura asegura que Cupido se ensaño con ella, lleva la cuenta de la cantidad de veces que le romp...