Capitulo 8 Pablo

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El pánico en su mirada fue lo que más gracia me causo

¡Pensó que nos habíamos acostado!

La deje sola para que se relajara después de aclararle sus dudas por su puesto, y yo entre al baño.
Dentro de los cajones había tantos cepillos de dientes como en un supermercado

¿acaso usaba uno por día?

Tome uno y me lave los dientes y lo coloque en el vasito que había sobre el espejo junto al de ella. Solo para fastidiarla, le iba a decir que lo guardara para que cada vez que me quedara, solo quería ver qué cara me ponía.

Cuando salgo del baño veo como cae al suelo el cuaderno macabro de ella, intente abrirlo nuevamente para reafirmar lo que había visto anoche, pero Laura casi arranca mi brazo de lugar para que no lo hiciera.

Cuando le conté que ya lo había visto y que tenía en mente escribir una canción sobre él amenazo con cortarme las pelotas si llegaba a escuchar una canción sobre ella. Eso corto cualquier tipo de inspiración.

Así que hice lo mejor que sé...fastidiar.

Me prepare un café como si se tratara de mi cocina. Le hice uno a ella y me acomode en la mesa, mientras que Laura seguía de pie mirándome

- ¿No desayunas?- pregunte

- Si, si lo hago...solo...¿Cuánto tiempo piensas quedarte?- camino hasta donde estaba y tomo asiento frente mío- digo...te veo muy cómodo

Definitivamente ella tampoco tenía mucho filtro entre lo que pensaba y decía

- ¿me estas echando?- levante una ceja- me ofendes- mentí

- Creo que a vos no te ofende nada

- Estas en lo cierto- me recosté sobre la silla y comencé a beber del café, que estaba delicioso, había que decirlo- me voy a ir cuando nos pongamos de acuerdo en cómo vamos a hacer para conseguirte novio

- ¿Un qué?- abrió grande los ojos.

- Un novio Laura. Anoche prometí encontrarte uno antes de fin de año

- ¿Sos un celestino ahora?- estaba claramente molesta

- ¿celestino? Por dios Laura, ni mi abuela usa esa palabra. Sería un Cupido

Comenzó a reír a carcajadas. Tanto que término por contagiarme. Cuando dejamos de reírnos me fije como se secaba las lágrimas que corrían por sus mejillas.

¡Lloro de la risa, pura ternura!

-ok- respiro profundo- ¿serias mi Cupido?

- Y tu vecino- le guiñe un ojo

- Mi vecino...mi Cupido- tomo la taza- ¿algo más debo agregar a tu lista de cualidades?

- Lo que quieras bebe, es tu lista- hizo una mueca de desagrado- ¿tan malo es el café?

- No es que odio <el bebe o el nena> de los hombres. Pablo...- espero a que le prestara mucha atención- ¿sabes por qué Cupido lleva pañales?

- No lo sé- pensé un poco- ¿por qué es un bebe?

- No. Cupido lleva pañales porque siempre la caga.

Escupí el café que estaba tomando y comencé a reír a carcajadas. Me comenzó a doler el estomago por tanta risa

- ¡por todos los santos si eres graciosa!

- Si claro- tomo una gomita para el pelo que tenía en su muñeca y se lo ato

Fue un movimiento de lo más sugerente.
Una vez más la observaba con atención, quería descifrarla. Pensé que era de las chicas que creen en el amor, y me sale con esa frase épica.

Mi vecino...Mi Cupido  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora