Capitulo 15 Laura

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León es un chico muy agradable y sobre todo caballero.

En un momento pensé que por ser amigo de Pablo iba a llevarme a Mc donals  por un Mccaffe, ya saben…, dicen que uno se parece a sus amigos, que terminábamos copiandolo todo, que lo único que no se nos pega es la belleza.

Pero no, León al salir del edificio me señalo un auto, más específicamente un Bora gris plata que parecía recién salido de fabrica.

— Sube, vamos a una cafetería que queda más en el centro. Sirven un café exquisito sin contar con la belleza del local.

Subí sin mucha duda, sabia de que local me hablaba. Y lo amaba, aunque ahí fue el lugar donde Germán me dejo.


Al entrar el olor a café invade tus fosas nasales activando todos tus sentidos.
Alrededor hay libros, cuadros y sillones, preparados para todo aquel que desee disfrutarlos.
Hay variedades infinitas de libros..., desde poesía, novelas, obras de teatro.
Un poco de todo, ya que fueron donados por los mismos clientes.
Y eso es lo que lo hace mágico, alguien ya leyó ese libro. Le resulto especial y decidió compartirlo al mundo. Es increíble ver millones de autores y géneros en un lugar que no sea una librería.
En cuanto a los cuadros…, estos contenían distintos paisajes y al pie de cada uno estaba escrita una frase reconocida de un libro en específico.
Había uno en particular que amaba, en el se veía distintas parejas <disparejas> por así decirlo. Por ejemplo, una chica bajita con un chico súper alto, un asiático con una mujer de color, así cada pareja tenía algo diferente que los hacía únicos y al pie de la pintura se leía < lo esencial es invisible a los ojos. El principito>


Observaba todo como si fuera la primera vez que entraba. No podía evitarlo, ese lugar tenía magia. Olía a café y libro por igual. Creo que si alguien logra encerrar en un frasco ese olor, sería mi perfume favorito.

Nos sentamos en una mesa junto al cuadro que me gustaba. Desplegué la servilleta para ver el mensaje que se encontraba oculto. Cada servilleta tenía una frase inspiradora, un mensaje, un consejo o simplemente un dibujo.
La mía decía, <No prometas feliz. No respondas enfadado, ni decidas con el día gris. RAYDEN>


Me perdí tanto en todo lo que ese lugar encerraba que me olvidé por completo de la presencia de León.
Cuando levante la mirada él estaba leyendo concentrado la carta

— Es hermoso este lugar— comentó— mi mamá es profesora de lengua y literatura— bajo la carta y me miro fijo— y cuando descubrió que en este lugar había libros y café nos trajo cada domingo sin excepción. Y yo me enamore del lugar… ¿lo conocías?

— Sí— mire hacia la puerta— yo vivía dos calles de aquí.

— ¿y puedo preguntar como terminaste siendo vecina de mi amigo? Digo…ese edificio no es nada parecido a los de esta parte del conurbano

— Mmmm es una historia muy larga— obviamente no iba a contarle. Me caía bien, pero no lo iba a hacerlo.

Una mesera de unos cuarenta años vino a tomarnos el pedido. Hablo con una voz dulce, con esa voz que solo la maestras de jardín de infantes tienen

— Buenos días chicos ¿puedo tomarles el pedido?— ambos asentimos con la cabeza

— Laura por favor, pedí lo que quieras

— Ok— mire hacia la señora— ¿podría traerme un café negro doble?

— Un café negro doble— anoto en una libreta que saco del bolsillo del delantal— ¿algo para acompañar? Puedo recomendarle la tarta de durazno— me guiño un ojo— recién salido del horno.

— Me convenció

— ¿ y para usted caballero?— pregunto mirando a León

— Lo mismo que la señorita.

Desayunamos hablando de todo un poco. Pero sobre todo de libros.
Su mamá al ser profesora lo obligaba a leer, aunque sea un libro al mes. Pero a él no le gustaba, así que por las noches la madre iba y leía en la cama. Amaba los libros de piratas, vaqueros y de esos príncipes rodeados de dinero  que anhelaban encontrar a esa princesa con quien compartir sus riqueza…
Cuando fue más grande adopto el gusto por la lectura y lee un libro de ciencia ficción cada vez que su trabajo se lo permitía.

Descubrí que es contador de la discográfica de Pablo, que justamente hoy venia a entregarle personalmente unos papeles con los balances del mes.


Hablamos de muchas otras cosas más pero  la que más me sorprendió y logro dejarme un gusto amargo fue la historia de la su adolescencia junto a Pablo...


Siempre fueron amigos pero se distanciaron cuando Pablo comenzó con la banda. Me hablo sobre esa época y como es que termino todo.

Sentí pena por esos chicos que fallecieron y más pena sentí por Pablo. No me imagine jamás que detrás de ese chico alegre, despreocupado, casi infantil había una historia tan triste.
Mentiría si dijera que no me hubiera gustado que fuera él quien me contara esa historia. La sentía demasiado personal como para estar hablando con un tercero sobre ella.
Así que sutilmente cambie de tema, por respeto.

Creo que no me  gustaría que hablen de mí pasado solo por tener algo de qué hablar durante un desayuno.


Al salir del local volvió a llevarme a casa, subimos juntos, me dejo en la puerta de mi departamento

— Fue un gusto Laura. Me gustaría verte, quizá esta misma noche  ¿me acompañarías a cenar? Tu escoges el lugar

— Sí me gustaría ir a cenar contigo— no mentía, hace mucho no me encontraba a alguien tan caballero

— ¡qué bueno! ¿me darías tu número así arreglamos la hora en la que paso por ti?

— Sí, por supuesto— me extendió su celular y yo anote el número

— Te dejo preciosa. Ya te robe mucho tiempo. Nos vemos esta noche

— Adiós León— me dejo un tierno beso en la mejilla y esperó a que cerrara la puerta para ir hacia el departamento de Pablo


Entre a casa, tire el bolso sobre la mesa de la cocina.  Fui hasta la que era mi habitación y del cajón de la mesa de luz saque la computadora.  
Me acomode en medio de la cama como era costumbre. Encendí la compu y sobre el buscador de google escribí  “efecto secundario”
De repente miles de fotos y videos comenzaron a aparecer  en la pantalla.

Decidí abrir un video que tenía más de 46789k de visitas.

Y vi a Pablo con unos 20 años o menos, sentado  en una banqueta solo con su guitarra en medio de un escenario rodeado de miles y miles de personas que coreaban su nombre mientras él le arrancaba notas a su guitarra y sonreía de esa forma tan suya. Cuando se hizo el silencio, su voz lo lleno todo. Esa voz grave cantaba de manera pausada una canción que hablaba de un hada enamorada de un humano.

Mi corazón comenzó a latir tan rápido por las miles de sensaciones que me recorrían, verlo haciendo algo que se le notaba que lo apasionaba, cantando un tema que hablaba del amor en su estado más puro…, encendía un fuego interior que jamás pensé tener.

Cuando termino se reprodujo automáticamente un video sobre el accidente. Crónicas periodísticas resumidas hablaban de cómo estaban los miembros de la banda. Enfocaban a las fans en la puerta del hospital velando por sus ídolos, llorando y rezando en conjunto por la vida de ellos.

Mientras se veía como entrevistaban a las chicas y trataban de buscar información concreta de lo que había sucedido, salió un medico a dar un informe para la prensa.
Justo ahí se comunico sobre la muerte del baterista, sobre el estado delicado de Pablo y los demás miembros.

No pude evitar ponerme a llorar, me dolía ver como había terminado todo.

Tenía ganas de cruzarme y abrazar a Pablo. De abrazar a ese joven  que se encontraba en un hospital en coma farmacológico con una pierna quebrada.

Ahora entendía porque Pablo se empeñaba en vivir el día a día.

— El momento es hoy— me decía antes de sonreírme como un niño.



Y por primera vez entendí a Pablo Humilde.

Mi vecino...Mi Cupido  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora