Me sentí la más cruel de todas las mujeres sobre el planeta tierra.
Después de que Pablo me confesó su amor de la manera más romántica que alguna vez escuche, tuve que dejarlo y pedirle que me esperar en mi habitación para hablar. Y es que no quería responder a esas palabras tan bellas con un simple yo también te amo, no, se merecía mucho, mucho más que eso. Esas palabras, esas promesas debían ser selladas no solo por un beso, si no haciéndonos el amor por primera vez, amándonos en cuerpo y alma.
Quería dormirme en su pecho desnudo por primera vez, quería susurrarle mis promesas al oído. Prometerle que yo sería la mujer que lo despertara cada mañana, ser la mujer que le recordara como ir despacio en la vida, que no todo es ahora, que existe un término intermedio para todo. Que no todo en el mundo es en blanco o negro, que había grises también. Grises que nosotros mismos podíamos darle intensidad, donde algunos días podían ser un gris totalmente clarito casi tirando a blanco y otros días podría ser un gris totalmente oscuro casi rozando el negro.
Quería prometerle ser la mujer que le recordara las cosas pequeñas que el solía olvidar con facilidad..., como ir a las reuniones ya programadas.
Pero sobre toda las cosas quería prometerle que iba a ser la mujer que lo iba a amar por el resto de la vida.
Pero Ivo Morales estaba esperando por mí. Teníamos un contrato que firmar.
Después de esa cena que tuvimos logre convencerlo. Logre que le diera una oportunidad a la editorial para representarlo en el mercado, dejándonos publicar su próxima biología bajo el sello El Árbol.
La única condición de la que hablamos fue que solo se firmaría un contrato para esos dos libros. Y es que él quería ver como trabajábamos y si después de que terminaran las presentaciones de ambos a él le convencía nuestro trabajo firmaría un contrato permanente.
Nos encontrábamos en la mesa de un bar discutiendo bases y condiciones. Tanto yo como su representante tomábamos notas detalladas de los pedidos que tenia Ivo hacia la editorial, y demás asuntos referidos a la publicación de dichos libros.
Se hizo una pausa para que el mesero pueda servir nuestra mesa y disfrutáramos del café recién preparado.
Estaba acomodando las carpetas en el asiento de mi lado que quedaba vacío cuando siento como ambos me clavaban la mirada, me removí un tanto incomoda, su representante me tenia sin cuidado pero Ivo seguía provocando algo en mí que era realmente difícil de explicar. Me imagine que después de lo que Pablo me hizo ver, esas sensaciones extrañas se esfumarían pero no era así... seguía provocándome ese cosquilleo placentero.
Levante la mirada hacia él y sonreí por compromiso. Sin embargo Ivo no dejaba de observarme. Creo que me sentía como un ciervo que sabe que va ser cazado pero aun así no puede huir por miedo o por simple masoquismo...
— ¿Nerviosa?— dijo con su voz ronca
— No ¿Debería estarlo?— mire mi reloj por inercia. Ya habían pasado cuarenta minutos desde que deje a Pablo parado en la entrada del hotel
— ¿Estás apurada? Podemos arreglar mañana lo que nos resta— lo mire un tanto asustada. Era de muy mala educación chequear la hora en una reunión y yo lo había hecho. Creo que se dio cuenta de que me había afectado lo que dijo por que se rió. Tomo su café , le dio un sorbo y después hablo nuevamente— tranquila Laura, sé que quieres terminar este trámite cuanto antes para ir con tu novio
— No es...— sacudí la cabeza, ósea no se dijo formalmente pero después de semejante confesión supongo que éramos novios ¿No?— en realidad no sabía que vendría por eso estoy un tanto ¿Alterada? Se podría decir..., me tomo totalmente por sorpresa
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Mi vecino...Mi Cupido
Teen FictionLaura se encuentra a sus 25 años sola y con un montón de cajas a sus pies . Su novio con el que salió los últimos seis años de su vida acaba de dejarla. Laura asegura que Cupido se ensaño con ella, lleva la cuenta de la cantidad de veces que le romp...