Or what?©[fanfic Justin Bieber]

veintiuno

Becca dio un pequeño saltito sentí sus manos apretar las mias.

-Ya llegue amor, ¡Iré a ducharme! -Gritó Dylan sin entrar a la habitación. Corrí y cerré la puerta con llave, suerte que el baño estaba lejos de la pieza.

Caminé hasta su clóset urgando en todo lo que tocaba, luego abrí las cajoneras y no encontré nada mas que cigarrillos, encendedor, lápices, pilas, y libretas. Volví a el clóset encontrando sólo ropa hasta que encontré una maleta desconocida escondida bajo los pantalones doblados ¿Cómo nunca me había fijado?

Observé a Becca quien seguía inmóvil en la cama mientras me miraba.

-Me tengo que ir. -Dijo levantándose.-No puedo permitir que me vea.

-Él nunca te haría daño. -Comenté segura.

Ella hizo una mueca y un silencio invadió la habitación por un momento, su mirada me transmitía inquietud y temor.

-Vete, estaré bien. -Dije forzando una sonrisa para tranquilizarla.Se levantó y tomó mi cara con ambas manos.

-Recuerda lo último que haría en el mundo es mentirte. -Seguido de eso me abrazó y se deslizó con silencio fuera de la habitación.

Tragué saliva y coloqué la maleta en la cama. La abrí y miré un montón de billetes ordenados. Me hizo recordar a las típicas películas de ladrones. Era demasiado dinero. ¿De dónde había salido? Todo esto era demasiado sospechoso, miré en un bolsillo de la maleta y ahí se encontraban los pasajes, la misma fecha en la que me encerraron , dos pasajes.

Unas manchitas húmedas comenzaron a aparecer en algunos billetes producto de mis lágrimas, estaba llorando y no me había dado cuenta. Sentía un dolor en el pecho, una decepción jamás sentida. Cerré la maleta con mis temblorosas manos y la guardé donde estaba. Arrastré mis pies a la cama y me acosté bajo las tapas. Lo único que escuchaba era a el agua correr por la ducha a lo lejos mientras mi cara cada vez se empapaba más de lágrimas. Estaba apagada, vacía y sin fuerzas.

Después de un rato sentí la puerta abrirse.

-Eli...saldré, vuelvo pronto. -Habló al aire y se fué.

Al día siguiente, no había vuelto.

Eran cerca de las dos de la tarde cuando me senté en el sofá.Me había levantado hace poco rato, con la mente en blanco, sin pensar en nada, literal. De algún modo, sentía que hoy sería un día distinto. Asumí que ya no había nadie en mi vida, habían abusado de mi reiteradas veces, mi padre me manipuló hasta arrebatar a la persona que mas amé en la vida y la única persona que pensé que arreglaría mis heridas, las abrió aún mas, ¿pero saben? Todo lo hice yo, todo es gracias ami. Yo que me dejé manipular, yo que me enamoré de la persona equivocada y yo que supuse que todo cambiaría.

Dicen que la vida te da pequeños obstáculos pero ami, me destruyó por completo. De un momento a otro sentí todo el peso caer en mis hombros, la chica que respondía hasta la máxima autoridad para defenderse había desaparecido. Ya no tenía fuerzas.

¿Que hago aún aquí? Pensé. Me siento vacía, no soy nadie.

Es un momento rápido, en donde la adrenalina y el agobio se apoderan de ti y no te sueltan hasta que lo termines. No piensas, no puedes cuando nadie quiere detenerte. La mayoría de las personas esperan a que alguien llegue a detenerlas pero lo más penoso de esto, era que ni eso tenía yo. Sabía que nadie llegaría. No estaba viviendo, dejé de hacerlo cuando me encerraron en ese maldito hospital y ya había olvidado como vivir. De todos modos, de que sirve vivir si morirás, de que sirve recomponerte una y otra ves si al final no servirá de nada. Todos morirán tu alrededor o tú lo haras. Pero al fin y al cabo, todo es muerte segura. Sólo estoy completando un ciclo.

Todo pasa en una fracción de segundos, tomas el vaso y el puñado de pastillas en tu mano. No sientes las lágrimas caer pero ves que caen sobre tus manos y eso es lo único que te da la señal de que no estas vacío y sólo tienes algo en tu interior; tristeza.

Nunca había deseado tanto no poder sentir nunca más.

Las pastillas se deslizaron una por una por las estrechas paredes de mi garganta, dejé que el agua invadiera mi boca y el éxtasis de la tranquilidad opacó todo sentido en mi cuerpo. Escuché el estruendo del vaso dar contra el suelo y eso fue todo.