Capítulo 17

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— ¿Qué es lo que averiguaste? —preguntó el detective al oficial

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— ¿Qué es lo que averiguaste? —preguntó el detective al oficial. Lo había citado en un estacionamiento poco concurrido a esas horas.

El hombre saludó a su superior con un ademán de cabeza y le mostró la fotografía. Eric abrió los ojos sorprendido, ¿había encontrado a Elena?

—No acepto bromas —dijo en voz grave— Dime qué es lo que quieres.

—Señor, vi a la chica hace unas horas —informó— Cerramos la calle principal por un accidente de tráfico y me encargué de devolver a los conductores.

—Vaya al punto, oficial —comenzaba a perder la paciencia.

—Me topé con un Ferrari 250 GTO rojo, venían dos jóvenes dentro, una pareja —tragó el nudo en su garganta— La chica del auto se parecía a su prometida, aunque lucía un poco diferente.

— ¿Diferente? —dio un paso hacia él— ¡Explica!

El hombre se tensó algo nervioso.

—Lucía mayor, el corte de cabello diferente, muy bien arreglada —su voz tembló. Eric lo intimidaba demasiado—. Venía con su novio, o creo que eran algo más...

Eric lo alcanzó y lo sujetó del cuello, sus ojos echaban chispas.

—Tenga mucho cuidado con lo que dice... —amenazó.

—Señor, solo estoy informando lo que vi —se justificó.

—Ella fue secuestrada, imbécil, ¿cómo es posible que esté en el auto de otro?

—Se parecía mucho a la chica, señor —intentó tragar pero no pudo— Además no parecía estar contra su voluntad, ella...

— ¿Ella qué? —siseó enfurecido.

—Traía un anillo de compromiso —confesó cerrando los ojos. El agarre de su cuello se hizo más fuerte.

Eric sintió su respiración helarse, ¿comprometida? Pero había sido secuestrada, ¿cómo era posible? Miró al hombre que estaba a punto de perder la consciencia, rogando por su vida, tan insignificante; pero lo necesitaba, de momento.

—Eso es un error, imposible —dijo al liberarlo.

El hombre cayó al suelo, comenzó a toser desesperadamente en busca de aire. Lo miró completamente aterrado, ¿quién era ese hombre?

—Ahora escucha —miró al suelo, sus ojos tan turbios que eran inexpresivos— Investiga más acerca de ese auto, ¿anotaste las placas?

El chico palideció, ¿si respondía que no, lo mataría? Sujetó su cuello con miedo, temía por su vida. Eric lo observó sintiendo tensarse su quijada. Era un inútil.

—Eres un incompetente, ¿cómo te atreves a citarme en este lugar a decirme que encontraste a mí mujer, si ni siquiera tuviste la iniciativa de anotar la maldita matrícula?

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