Capítulo 2

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Después de la última plática sobre su futuro, Jack no había vuelto a hablar con sus tíos del tema, de hecho parecían ocupados en otras cosas, ya no lo molestaban con la charla diaria, casi no los veía en casa —no tenía quejas obviamente— solo se p...

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Después de la última plática sobre su futuro, Jack no había vuelto a hablar con sus tíos del tema, de hecho parecían ocupados en otras cosas, ya no lo molestaban con la charla diaria, casi no los veía en casa —no tenía quejas obviamente— solo se preguntaba qué podría mantenerlos tan ocupados. Y la respuesta llegó una semana después, cuando le presentaron a su ahijada Elena Reaser, la protegida que no veían desde hace cinco años.

La chica había sido llevada a su casa debido a que sus padres habían muerto en un accidente aéreo hace unas semanas, y ellos eran la única familia que le quedaba. Recordó la tristeza y comprensión que sintió al saber eso, él también se encontraba solo, sabía lo duro que era perder a tus padres, y ahora se encontraba en la misma situación que él.

Sonreía aliviado, pues sabía que sus tíos la cuidarían como a su propia hija; aunque no se explicaba el por qué nunca había oído hablar de ella.

—Elena no vivía en el país —había escuchado que Alejandro decía— Los padres de la chica se mudaron a América cuando ella tenía diez años, así que por eso es que no le vi el caso mencionarla —sonrió el hombre al haber explicado su mentira.

—Ya veo... —susurró observando a la muchacha.

Era hermosa, la criatura más bella que sus ojos habían visto, cabello castaño y largo, piel blanca y sus ojos de un profundo azul, que lo veían con curiosidad. Los tíos observaban callados como se miraban los jóvenes, no se les escapaba nada.

—Bien —interrumpió Alejandro— Lo que importa es que ya estas con nosotros, querida —la miró sonriendo.

Elena asintió con una sonrisa. Se sentía aliviada al saber que estaría en una casa donde la cuidarían, sus padrinos eran muy amables y divertidos, aunque tenía pocos recuerdos de ellos, podía verse lo buenas personas que eran. Y mirando a su sobrino, no recordaba haber visto a un hombre tan apuesto, tan maduro y encantador, aún no conocía su nombre pero podía sentir la atracción hacia él, tomó aire y vio a Alejandro.

—Muchas gracias de nuevo padrino —dijo ella aun sonriendo— Les aseguro que no voy a causarles ningún problema.

—No digas eso pequeña —la interrumpió— Aquí nunca serás una molestia —sonrió— Estoy seguro que te la pasaras muy bien en compañía de los tres.

—Cierto querida —asintió Thomas viendo de reojo a su sobrino que los miraba frunciendo el ceño; al parecer había captado el doble sentido.

—Oh, Elena, ven —Alejandro sonrió a la chica y le hizo una seña para que se acercara— Te presento a mi sobrino, Jack Bailey.

Ella se acercó sonriendo sonrojada al ver como el chico la observaba, su mirada sobre la suya, impidiéndole apartarla.

—Jack hijo —miró al chico aguantando las ganas de reír— Te presento a Elena Reaser, nuestra ahijada —le guiñó un ojo— A partir de hoy vivirá con nosotros, espero que la trates muy bien.

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