Epílogo

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Tras el regreso de Elena, unos días atrás —y después de haber jurado ante todos que nunca repetiría algo tan peligroso— cenaron los cuatro en la villa Nireas

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Tras el regreso de Elena, unos días atrás —y después de haber jurado ante todos que nunca repetiría algo tan peligroso— cenaron los cuatro en la villa Nireas.

La pareja les contó la buena noticia. Karen los felicitó contenta, ellos vivirían juntos y felices como siempre debió haber sido.

— ¿Entonces seguirás siendo mi sobrina política? —Alejandro los miró sonriente.

—Así es —dijo ella— Después de todo ya estoy casada con Jack.

—Pero no lo recuerdas —Karen frunció el ceño— ¿No crees que es un poco injusto para Jack?

—Yo estoy perfectamente —aclaró sujetando la mano de la chica— No necesito volver a casarme con Elena, ella nunca dejó de ser mi esposa.

La chica lo miró sonriente, su marido era increíble en todos los sentidos.

—Bien, lamento haber soñado tan insistente —Karen se disculpó.

— ¿Y qué hay de ustedes? —la chica los miró— ¿No han pensado en casarse?

Alejandro se acercó a la mujer y rodeó su cintura.

—Nosotros... nos casamos hace un mes— confesó a la pareja— Lo mantuvimos en secreto por seguridad.

Karen enseñó la sortija que apareció mágicamente en su dedo. Jack abrió la boca sorprendido.

—No puedo creerlo —Elena la abrazó contenta— Estoy tan feliz por ustedes.

—Gracias —respondió ella—Lamentamos no haberlo dicho antes, solo no encontramos el momento adecuado.

— ¿Y este lo era? —Jack los abrazó, estaba contento— Supongo que ahora eres oficialmente de la familia, aunque siempre lo has sido.

—Gracias querido —besó su mejilla.

Una semana después, Elena se había comunicado con su antigua jefa, la llamó para explicarle la situación —o lo que no consideraba peligroso— y se disculpó por haber desaparecido

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Una semana después, Elena se había comunicado con su antigua jefa, la llamó para explicarle la situación —o lo que no consideraba peligroso— y se disculpó por haber desaparecido.

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