Capítulo 18

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—Cuéntame algo sobre ti —pidió el chico

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—Cuéntame algo sobre ti —pidió el chico. Seguían sobre la cama, abrazados. Elena pensó en una respuesta.

—Como ya sabes, crecí en un orfanato, no conocí a mis verdaderos padres, o no los recuerdo —comenzó a decir—. Solo ha estado una persona a mi lado.

—Eric —interrumpió el chico sintiendo rabia.

—Sí, crecimos juntos, fuimos a la escuela y al graduarnos del bachillerato él entró a la policía, se hizo oficial a los años, es muy bueno en su trabajo.

—Y tu entraste a psicología —acarició su mano con la suya.

—Sí —se tensó por el contacto, estaba nerviosa— Estoy en mi tercer año, y me encanta, es algo que siempre he querido saber.

—Lo sé, me has dado una clases antes, sin querer —sonrió.

— ¿Lo hice? —lo miró, confundida.

—Sí... hace unas semanas —apretó los labios— Me decías que sabías cosas que nunca habías estudiado, te asustaba.

—Esto es muy extraño —se sentó alejándose de él.

Jack la miró un tanto preocupado, aunque ella tenía razón.

—Lo sé... —aceptó sentándose junto a ella— Es muy extraño.

Se puso de pie y le dio su espacio, ¿qué haría ahora? No confiaba en Thomas —para nada—, Alejandro tal vez entendería, ¿pero y si no era así? Se acercó al buró y tomó su celular, la miró antes de marcar, ¿cuánto tiempo más seguiría en ese estado?

—Le hablaré a mi tío —informó— Regreso en un minuto.

Le sonrió y entró al baño. Ella asintió y se abrazó a sí misma. Ya en el baño, Jack se recargó en la pared.

—Alejandro, hola —saludó— Elena me dijo que te llamara, ¿qué ocurre?

—Hola Jack —respondió del otro lado— Sí, solo quería comentarte una idea que se me ocurrió, para su boda.

El chico sonrió, pero después se sintió miserable, no podía estar feliz por eso, al menos no mientras siguiera en esa situación con Elena.

—Gracias, pero primero debo decirte algo.

—Muy bien.

—Elena volvió a tener un episodio, ya está bien —mintió— Solo quería avisarte.

— ¿Thomas sabe de esto? —inquirió.

—No, no quise preocuparlo —no quería que supiera, no confiaba en él.

—Bien —suspiró— ¿Le diste su medicamento?

—Sí... —hizo una pausa tras decir su mentira— ¿Cuál es el nombre del medicamento?

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