Capítulo 5

156 16 0
                                    


Alejandro salió de su despacho con una sonrisa en el rostro, sin duda alguna tendrían una boda pronto, haber visto esas escenas lo hacían asegurarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alejandro salió de su despacho con una sonrisa en el rostro, sin duda alguna tendrían una boda pronto, haber visto esas escenas lo hacían asegurarlo. Su sobrino estaba completamente loco por ella. Cerró la puerta con seguro y caminó por el pasillo hacia su habitación, había amanecido hace unos minutos y necesitaba hacer algo importante. Se dirigió escaleras abajo, se encontró a Lisa en la cocina, preparaba el desayuno.

—Buen día señorita —saludó sonriendo.

Esta saltó del susto, se giró para verlo y sonrió.

—Buen día Alejandro, ¿quieres desayunar?

—En un momento querida —palpó su hombro— Quiero pedirte un favor, ¿conociste a mí ahijada Elena?

—Aun no, me enteré que llegó ayer pero no la he visto.

—Oh bien, pues pronto lo harás, ella está durmiendo, pero prefiere desayunar en su habitación, tuvo un viaje muy largo y parece cansada, ¿te importaría?

—Claro, en un momento subo con la comida —sonrió.

—No te preocupes, lo haré yo —intervino— Recuerda que mi hermano bajará exigiendo comida y ambos sabemos lo malhumorado que se pone cuando tiene hambre —hizo una mueca al recordarlo.

—Tienes razón —susurró alarmada— Te avisaré cuando el desayuno de la señorita esté listo —le dio la espalda y comenzó a trabajar.

Alejandro salió de la cocina y caminó a la sala, encendió la televisión, vio varios canales de noticias, salía lo mismo, robos, asaltos, incendios, muertes, famosos que se operaron otra parte de su anatomía. Pero nada sobre personas desaparecidas. Respiró más tranquilo, al parecer el muchacho que vivía con Elena no podía hacer mucho por encontrarla.

—Ya está listo —escuchó que Lisa decía, caminó hacia ella y tomó la bandeja que sostenía, notó que eran porciones dobles— El otro es para Jack —informó sonriendo— Dale esto, él también merece ser consentido.

—Lo haré cariño —sonrió— Le dará mucho gusto.

Dio media vuelta y subió las escaleras, Lisa era la chef desde que ellos eran adolescentes, ahora, siendo de mediana edad, le recordaba a una madre amorosa, su rostro dulce, sonrisa amable y cabellos blancos. La quería mucho, y cuando Jack vino al mundo ella se encargó de criarlo después de que sus padres murieran, al menos lo que Thomas y él no pudieron hacer al estar trabajando todo el tiempo.

Pasó por el pasillo hasta dar con la habitación de su sobrino, no fue necesario tocar la puerta, este salió un tanto alarmado, casi choca con él. Reprimió una carcajada.

—Buen día Jack —mostró la bandeja— ¿Quieres desayunar?

Jack lo miró y trató de no abrir la boca, estaba tan perplejo que no podía pensar en nada.

TráficoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora