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—Mamá —escuche que grito la voz de mi hijo. — Daniel llamó y dijo que él y los tíos ya estaban en la iglesia.
— ¡Ya! —grite mientras me terminaba de peinar rápidamente.
Hace diecisiete años las cosas habían cambiado. Roderick estaba muerto, dándonos un gran respiro a todos. La muerte de Roderick había traído como consecuencia que todas las personas pertenecientes a la A.S.I. fueran juzgadas y encarceladas por la magnitud de sus crímenes, eso hizo que Jared fuera arrestado.
La A.S.I. llevo de nuevo a Nathan a Europa. Lauren siguió viviendo en casa de Braenden y no le permitió a Patrick ver a su nieto, Daniel, como castigo. Hasta que Patrick cedió y libero a Nathan, haciendo unos cuantos arreglos con la ley. Lauren volvió a la casa de su padre, pero como el no les daba la intimidad que ella quería, Nathan y ella estuvieron un año ahorrando hasta que pudieron conseguir su propio departamento.
Braeden salió durante tres o cuatro años con Matthew, pero no todas las cosas funcionan. Hoy llevaba ya nueve años con un hombre que la hacía muy feliz y tenían una linda hija de cinco años.
Yo. Resultaba que no vomitaba por un virus o por la impresión de ver sangre, estaba embarazada y no nos enteramos hasta un mes después. Tyler y yo habíamos decidido dejar de ser agentes. El se dedico a estudiar y con el dinero que nos daba su padre nos manteníamos, ninguno de los dos me dejo hacer nada durante mi embarazo, ni trabajar ni estudiar.
Nathan y Lauren llevaban casados trece años. Tenían a Daniel, quien tenía diecisiete años, y a otro niño, Aaron, quien tenía doce años.
Tyler y yo llevábamos casados catorce años. Teníamos a Isabella, con dieciséis años, y a Mason, con trece años.
Mason era un amor de chico e Isabella, bueno ella estaba en la etapa donde no quería obedecer a sus padres, o más bien a Tyler solamente.
— ¿Dónde está Isabella? —le pregunte a Tyler al bajar las escaleras.
—Hace media hora estaba en su habitación —me respondió. Arrugo el entrecejo al suponerse lo que estaba pasando. —Vamos a ver.
Caminamos por las escaleras hasta el segundo piso. El usaba un traje y yo un vestido, al igual que nuestros hijos.
Tyler no quería puertas cerradas en nuestra casa, razón por la cual ninguna puerta tiene seguro, ni siquiera el baño, excepto por la puerta de la entrada, claro. Isabella se las habían ingeniado para que sea algo complicado abrir la puerta de su habitación.
Tyler giro la perilla y estaba trancada, el siempre podía forzar el seguro que ella hacía, pero estaba vez fue distinto.
—Isabella, ábreme en este mismo instante —dijo Tyler enojado mientras seguía intentándolo.
Isabella tenía un nuevo novio.
Un chico problemático y una mala influencia para ella, según Tyler. Isabella ya era complicada y estar con ese chico tantas horas al día lo había aumentado, con Tyler claro, ella nunca me daba problemas a mí.
