ⅩⅤⅠⅠⅠ (2° temporada)

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Hace unos tres días me habían asignado una habitación en la sede de la S.I.S.

Aun seguía sin poder asimilar lo que había descubierto. Era tan extraño, creer que no tienes familia y poco a poco enterarte que si la tienes o, bueno, la tenias. Por lo menos un tercio de esa familia está viva. Una familia directa. Alguien con quien compartes sangre.

Y es que Braeden o mi hermana, supongo que así debería llamarle, no solo compartía mi sangre, si no que la mayoría de mis rasgos cuando niñas, aunque ahora no nos encontraba ningún parecido.

Ella era una pelirroja con ojos cafés, y yo era una castaña con ojos verdes. ¿Gran parecido, no? Cuando supuestamente somos mellizas. Aunque las mellizas no son completamente iguales como las gemelas, esperaba algún parecido más grande que el color de la piel.

Mis manos reposaban sobre mi estomago y mi espalda estaba contra el cobertor de la cama. Inspire aire pesadamente. Mi pierna aun dolía pero por lo menos, gracias a los medicamentos recetados ya no sufría del dolor constante.

Tarareaba una canción que había escuchado esta mañana en la cafetería.

Como siempre Tyler no quería hacer acto de presencia por aquí y yo era demasiado orgullosa como para preguntar por él. Ya no éramos nada, quizás yo ya no le importaba.

No sabía nada de Nathan y nadie quería decirme nada. En estos tres días había dicho más su nombre que desde que lo conocía.

A Lauren tampoco la había visto, pero por lo menos me llamó, ella tampoco sabía nada de Nathan, y pase casi toda la llamada consolándola.

¿Por qué Tyler no venia aquí y me consolaba? Me estaba desmoronando por el duro impacto de la verdad. El tenía razón, era una muñeca de porcelana con muchas trizaduras y en cualquier momento me rompería, estaba a punto de romperme y llorar.

Sentí como la puerta se abría y me senté en la cama de un golpe asustada.

—Perdón...no quería asustarte —dijo bajo mientras cerraba la puerta detrás de ella. En su mano izquierda traía una bolsa blanca.

— ¿Qué haces aquí? —me limite a preguntar. Me sentía extraña.

—Hace unos días me contaron... —se apoyo en la puerta y me miro. —Yo...bueno, no sabía que pensar.

— ¿Por qué no viniste antes? —pregunte con rencor mientras miraba como ella desviaba la mirada a mi cama sin saber si sentarse.

—Estaba pensando —suspiro. —Y emm...Patrick quiere asegurarse con una prueba de ADN.

Suspire. No estaba impresionada. Me lo suponía desde un principio.

—Bien —respondí seria.

—Yo creo en ti —dijo ella. —Enserio, aunque no lo creas —la mire. —Vine a mostrarte algo —me sonrió. Entro al baño y cerró la puerta tras ella.

No es mi vida, es solo una misión más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora