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Durante todo el vuelo estuve leyendo mí... ¿texto informático? Era donde las asistentes de Anne habían puesto información sobre Nashville, mi supuesto antiguo hogar, Florencia, la ciudad de Italia donde pase gran parte de mi niñez y también información de mi nuevo hogar, Los Ángeles. 

Al llegar al aeropuerto Jared sacó de su maleta un pequeño bolso y me lo entrego.
—Mounstrito —era el único apodo que le toleraba. —Anne dijo que tenias que ponerte esto. —se me salieron los ojos de las orbitas. Estoy acostumbrada a cambiar de imagen pero esto, esto, es un insulto a mi integridad moral.
—Jared si crees que me pondré eso —señale el contenido del pequeño pero atemorizante bolso. — Estas soñando.
—Bueno en ese caso... —me miro. —Anne me dijo que te dijera que —puso su mano el bolsillo derechos de su pantalón. —Justo aquí llevo un revolver listo para dispararte si te niegas —susurro. Mierda, mierda y mierda ¿Es que siempre tenían que andar armados y yo no?, pensé maldiciéndome por dentro.
—Bueno —dije con cara de pocos amigos. —Dame eso—le quite el bolso y me dirigí a los camarines del aeropuerto. Para comenzar mi transformación en una dama linda y delicada.
—Tárdate lo que quieras —grito y lo mire con una cara de querer estrangularlo en ese mismo instante.

El camarín estaba completamente vació, me metí en uno de los cubículos y me di una larga ducha para quitarme todo el estrés de encima. El bolso además de ropa traía una toalla, desodorante, maquillaje, un espejo, perfume, crema y un peine.
Salí del pequeño cubículo y me mire en el espejo gigante del camarín donde podía admirar todo mi cuerpo por completo, no solamente mi rostro como en el pequeño espejo del cubículo. Y quede asombrada, no podía creer que esa persona del espejo era yo.
Al parecer tenía razón, ya que al salir del camarín Jared se me quedo mirando con la misma expresión que yo tenía al verme por primera vez. En la mayoría de las misiones con grandes cambios ponía la misma cara.
Me sentía estúpida al caminar hacia la salida por los grandes pasillos del aeropuerto y para mi mala suerte todos los hombres me desvestían con la mirada. Dando por resultado una...Alexa estúpida, avergonzada y queriendo matar a cada uno que la miraba.
En la salida del aeropuerto nos esperaba una gran y lujosa camioneta negra. El conductor bajo le dijo algo a Jared que no alcance a entender, le paso las llaves, subió mi pequeña mochila junto con la gran maleta de Jared a la parte trasera y se fue.
—Suba princesa —dijo haciendo una voz de mayordomo y abriendo la puerta como tal.
—Estúpido —murmure.

Todo el día paseamos por los L.A. Jared me mostró las playas, los centros comerciales, los centros artesanales, los restaurantes, los cines, los parques y cada poca cosa que había en esa maldita ciudad que para rematar era más grande que Washington.

Llegamos a mi nueva casa cerca de las 11 de la noche y habíamos aterrizado en L.A. al medio día. Si, estuvimos todo el maldito día dando vueltas en esa camioneta que según me había explicado Jared era la que el usaría, mi auto estaba en el garaje de mi nuevo hogar. Que al verlo quede espantada y asombrada. Y como siempre recordaba me dije.

~No es mi vida, es solo una misión mas~

-Nhela

No es mi vida, es solo una misión más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora