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Hoy era el día, hoy era el día del gran juego. Un día para el que las animadoras nos llevábamos preparando 3 semanas, 3 semanas de sudor, cansancio y esfuerzo.

Luego de una última práctica dos horas antes del juego, yo estaba en los camarines, vestida con el uniforme de animadora con dos coletas en mi cabello, igual que todas, y con un maquillaje muy exagerado para mi gusto.

—Te ves hermosa —me dijo con esfuerzo Lauren. Después de dos días a Lauren volvió a ser la de antes, con la escusa de que estaba cansada de su padre y por eso me había tratado así.

—Se que no me veo excepcionalmente bella —reí. —Pero es lo que hay.

—Ya quiero verte en papel de animadora, ¿Eres buena? Porque ya es una humillación que seas animadora, así que por lo menos tienes que ser excelente —dijo mientras caminábamos al campo de juego donde se realizaría el partido y animaría al equipo de futbol americano.

— ¿Qué? No sabía que tenía que ser perfecta en ello para no avergonzarte.

—No es eso —rió. —Solo espero que seas la mejor —dijo dudosa.

—Como es un reto para ti animarme, diré gracias —reí.

— ¡"Cyclones" a la cancha! —se escucho la voz de Braeden a la entrada de las gradas.

—Tengo que irme —le dije mientras caminaba hacia Braeden.

— ¡No des lástima! —me grito desde lejos Lauren, di la vuelta y le sonreí.

Después de ya dos rutinas de saltos y bailes, Braeden nos dio 10 minutos de descanso, pero tendríamos que seguir gritando y animando al equipo, que por lo visto iba con una desventaja algo notable.

—Eres increíble —me dijo Lauren mientras yo tomaba el agua que me había dado.

— ¿No doy pena? ¿No te he avergonzado? —le dije riendo entre dientes.

— ¡Para nada eres genial! —grito emocionada sobre el ruido de los espectadores.

— ¡Wow! Gracias, tengo tu aprobación —me felicite.

Estábamos mirando el juego con Lauren, y entre los jugadores y sus cascos pude visualizar un par de ojos marrones.

— ¿Ese no es Nathan? —le pregunte a Lauren.

—Si —respondió al instante.

—No sabía que era parte del equipo —dije extrañada mirando como hábilmente esquivaba a los jugadores y anotaba un punto.

—Lo es, es el mejor —respondió sobre el griterío del publico.

—No tenía idea —dije.

Era tiempo fuera, estábamos a mitad de una rutina, me alzaron y antes de dar mi triple giro pude ver a Tyler en las gradas entre el público mirándome sonriente, le respondí la sonrisa antes de bajar.

— ¡Ehh! —me saludo con la mano Tyler desde lejos. Le respondí con un saludo de mano y una sonrisa.

Los jugadores acababan de salir de los vestidores, hidratados y con más ganas de pelear. Le tome el brazo a Nathan parándolo, se quito el casco y me miro sonriente.

—No sabía que eras parte del equipo —le dije, mirando como de bien le quedaba ese uniforme.

—Cariño deja de estudiarme —me dijo riendo, a lo que me sonroje. —No te dije porque no lo encontré importante, además no somos especialmente amigos.

—Lauren dice que eres el mejor del equipo —levante la cabeza para sostenerle la mirada.

—Eso me halaga —dijo acercándose.

—Te apuesto 10 dólares que no podrás anotar otro punto —lo rete.

— ¿Una apuesta, estás segura? —me miro a los ojos.

—Queda menos de un minuto en el marcador —dije mirando el reloj del partido.

—No lo sé —dijo acercándose hasta que nuestros alientos se mezclaban.

— ¿Aceptas o qué? —lo rete de nuevo.

—No quiero tu dinero, cariño —dijo acercándose a mí. —Pero solo para que te retractes lo haré gratis —susurro en mi oído y regreso al campo de juego.

Segura de que ganaría, volví a mi posición, a animar al equipo.

El juego comenzó, y comenzaron los empujones. Mire el reloj quedaban menos de 30 segundos y Nathan no tenía en su posesión el balón, sabia donde estaba el balón pero no sabía dónde estaba Nathan. De la nada en un tumulto de jugadores alguien lanzo el balón, el balón cayó en picada, cuando un astuto Nathan lo atrapo. Un grupo de tres jugadores del equipo contrario se abalanzo sobre él, los esquivo con facilidad. Solo le quedaban 5 metros para la línea del otro equipo y 5 segundos. Si anotaba ahora ganarían el juego.

Se lanzo hacia delante cayendo un metro después de la línea de juego. El sonido de juego terminado sonó y un victorioso Nathan se levanto con el balón en mano. Todo su equipo lo elevo, y con él un gran y hermoso trofeo dorado.

Me lanzo una mirada picara que significaba: Te lo dije.

Lo dejaron en el suelo, después de pasarle el trofeo al capitán, trotando en medio de la celebración y las trompetas, se acerco a mí.

Miro las gradas un segundo y volvió su vista a mí. Antes de que pudiera emitir palabra sobre mi derrota, con una mano me tomo de la cintura, con la mano que le quedaba libre tomo con delicadeza mi cuello y me acerco a él hasta que nuestros labios se tocaron.

No entendía por qué me estaba besando, pero sus labios eran tan suaves y delicados que no tarde en responder, a lo que el profundizo el beso. Se separo de mí suavemente después de unos 10 segundos de besarme y me miro a los ojos.

—Agente 472 de la A.S.I. por órdenes del director soy tu nuevo novio —susurro para volver a besarme.

-Nhela

No es mi vida, es solo una misión más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora