ⅩⅩⅩⅤⅠ

18.7K 634 30
                                    

●●●

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

●●●

Mire la blusa de nuevo. Petrificada.

Esta. Esta misma blusa era la que Nathan tenía. Tenía en un fondo falso, debajo de un cajón de armas. El lugar donde una persona cuerda no metería la mano. Esa blusa estaba escondida para no ser encontrada.

—Ropa olvidada, de antiguas amigas— sonó la voz de Nathan en mi cabeza.

No podía creerlo.

—Tenía que hablarle, bueno conocerla— sonó de nuevo su voz.

Ellos ya se conocían, y no de una visita el supermercado.

Me caí de rodillas.

Mi mejor amiga y mi novio falso fueron...fueron. Dios no podía decirlo, ni siquiera pensarlo. Ellos eran tan diferentes. Lauren, inteligente y tranquila, un ángel. Nathan, listo y peligroso, un demonio. Hielo y fuego. Podría jurar que saldría vapor si se llegaran a tocar.

Mire la blusa de nuevo.

—Hay un chico. Me gusta mucho, pero él no está interesado en mí— sonó la voz de Lauren en mi cabeza.

Agache mi cabeza.

Todo este tiempo ella estuvo sufriendo, sufriendo en silencio...por mi culpa.

Por un noviazgo que ni siquiera era real.

—No está interesado en mí, estoy completamente segura. Es mas creo que me odia—la mezcla de voces en mi cabeza era impresionante. Fui tan estúpida al no darme cuenta.

Por eso este tiempo fue cortante conmigo. Arruinaba su día. Le dolía verme con Nathan, como le debería doler a Tyler, y como me dolía verlo con Ashley.

Ella no tenia porque sufrir, ni Tyler, ni yo. Esto se me estaba yendo de las manos. Demasiados sentimientos involucrados.

Esto se iba a acabar, y Nathan me las iba a pagar.

Golpee la puerta de la casa de Nathan. Una. Dos. Tres veces. Hasta que por fin abrió.

—Ya, ya, ya ¿Qué pasa? —me miro frustrado.

No le dije nada, solo di dos pasos hacia él. Me miro curioso.

— ¿Qué pa... —pero no termino de preguntar. Porque la palma de mi mano golpeo fuertemente su mejilla.

— ¿Pero qué te pasa?

Golpee con la otra mano, en su otra mejilla.

— ¿Qué hice? —casi me grito, claramente confundido.

—Eres una mierda —le dije enojada.

— ¿Qué? —pregunto enojado.

Lo metí en su casa de un fuerte empujón, y cerré la puerta de la entrada con un portazo.

— ¡¿Qué te sucede?! —pregunto algo asustado.

— ¡Te enrollaste con Lauren! —le grite. Me miro con los ojos abiertos y la cara pálida. —No lo niegas ¿Eh?

—No sé de qué estás hablando —se limito a decir casi en un susurro.

— ¡Ah! ¡¿Ahora lo niegas?! —reí sarcásticamente. —Me das asco —subí las escaleras.

— ¡Alexa! —me llamo mientras me seguía. — ¡Lo juro! —entre a su habitación.

—No jures si no es verdad, ya te lo he dicho antes.

—Está bien —me afirmo por la cintura impidiendo que siguiera caminando. Es cierto —susurro. —Pero no importa.

— ¿No importa? —pregunte incrédula, mientras me daba la vuelta.

—Solo fue una aventura de una noche.

—Una aventura de una noche —repetí.

—Exacto. Eso hacemos —me apunto. —Ambos. Fuimos criados así, para que no nos importaran los sentimientos de los demás.

—No quiero ser parte de ese "ambos". Yo no soy así —lo mire desafiante conteniendo mis ganas de volver a golpearlo.

—Pero lo fuiste, y aunque lo quieras ocultar, esta así. Eso eres tu —le di una cachetada, de nuevo.

—No soy una cualquiera —me di la vuelta y seguí caminando a pasos lentos.

— ¡Quizás no, pero aun así no te importan los sentimientos de los demás! —afirmo.

—Me importan —entre a su gran armario.

—Crees que si te importaran ¿Serias lo que eres? —lo mire en silencio. — ¡Acéptalo! Eres una asesina, y una de las mejores para tu edad. ¿Miras a las personas antes de quitarles la vida? Si ¡Los miras a los ojos y ves la luz desaparecer de ellos! Te encanta saber que eres más poderosa y harán todo lo que digas.

Mire el suelo.

—Acaso no te acuerdas de la vez que tenías nueve años y disparaste al frente de toda la agencia a ese pobre perro. Me lo contaron. Te reías cada vez que el trataba de levantarse en las dos patas que tenía menos ensangrentadas. Te encantaba como se veía más débil que tu.

— ¡Cállate! —le grite.

—Te encantaba ver como él se te acercaba para defenderse y a cada paso que daba le llegaba un nuevo disparo.

— ¡Que te calles! —abrí el cajón de armas de Nathan.

— ¡Hey! No toques eso.

— ¿Por qué no? —reí secamente, y saque una de sus armas con silenciador. —Al fin y al cabo, me encanta ver como una persona se desangra mientras yo soy más poderosa que él, según tu ¡¿Oh no Nathan?!

El castaño me miro asustado.

— ¿Qué haces? —pero era una pregunta estúpida, él sabía muy bien lo que hacía. Apunte con el arma a su pierna.

—Quiero saber algo —me miro con una mezcla de miedo y duda. — ¿Por qué tenias la blusa de Lauren en un fondo falso?

Miro sus pies, nervioso. No sé si por la pregunta o por que en unos segundos estaría desangrándose en el suelo.

—No lo sé —susurro.

—Respuesta equivocada —dispare a su pierna. Nathan cayó al suelo lanzando un gemido de dolor. Guarde el arma y me encamine a la puerta.

— ¿A dónde vas? —logro decir mientras con sus manos intentaba detener la hemorragia.

—A ver a Lauren al hospital —respondí mirándolo.

— ¿El hospital? —repitió con los ojos abiertos.

—Sí ¿Acaso el disparo te dejo sordo? —reí. —Sabes, tenias razón. Me encanta ser más poderosa que los demás.

-Nhela

No es mi vida, es solo una misión más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora