ⅩⅩⅩⅤⅠⅠ

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Estacione la motocicleta en la calle al frente del hospital, el cielo tenía un color anaranjado. El viento despeinaba mi cabello mientras le quitaba las llaves a la motocicleta. Las anaranjadas hojas de los arboles estaban en el suelo, ya era otoño y pronto llegaría el invierno. Frío y duro, pero en tres meses llegaría la primavera, los hermosos días de primavera donde las flores crecerían y las aves cantarían al borde de las ventanas. Luego de esos tres meses llegaría el verano. Y a mitad del verano estaba programado un viaje. A Japón. Necesitaban una buena camarera para un servicio en un crucero de un año. Mi siguiente misión.

Entre a la recepción del hospital, fría, casi congeladora, y con un fuerte olor a desinfectante barato. Me acerque al escritorio de la recepción, donde se veía a una vieja secretaria leyendo una revista tras unos pequeños anteojos rojos.

-Lauren Lewis -dije sin rodeos. Bajo su revista y me miro con ojos abiertos y curiosos.

- ¿Disculpe? -me dijo con voz áspera.

-La paciente Lauren Lewis, su habitación -pedí, casi ordene. Perfectamente me podrían haber puesto un cartel con luces que dijera: NO ESTOY DE HUMOR, POR FAVOR NO MOLESTAR CON ESTUPIDECES.

Tecleo perezosamente en su computador antiguo, y se acerco bastante al monitor para leer lo que la pantalla le decía.

-Hmm...Lina -siguió leyendo. - Lisa.

-Señora, no tengo todo el día -dije ya frustrada. -Mi amiga está internada de urgencia, me podría decir dónde está su maldita habitación, ahora.

Narra Lauren.

Cerré de un golpe la puerta del baño de mi habitación y me arrastre por ella hasta queda sentada con la cabeza entre las piernas en el suelo. Había sido tan tonta. Un chico como Nathan, que lo tenía todo. Nunca se fijaría en mí. El tenia perfecto cabello, perfecta dentadura, perfecto cuerpo, perfectas notas, perfecta personalidad, y...la perfecta novia.

La chica nueva. La chica que hablaba italiano. La chica por la que todos los chicos del instituto, hasta mi hermano, luchaban. La chica más codiciada. La chica más simpática. La chica que era voladora en las animadoras. La que lo tenía todo. Mi mejor amiga. Alexa.

La perfecta combinación entre una modelo, una atleta, una genio y una comediante.

Yo solo era una chica con el pelo castaño oscuro con rebeldes rulos hasta casi la mitad de la espalda. No lo tenía castaño claro que cayera en perfectas ondas hasta la cintura, como ella.

Tenía una estura promedio y un cuerpo normal de cualquier adolescente, no perfecto ni muy horrendo. No era una alta con cuerpo de modelo, como ella.

Tenía ojos cafés, nariz plana y labios rosados pálidos. No tenia perfectas facciones, ni perfectos ojos verdes, ni labios rojos como los de Blanca nieves, como ella.

No es mi vida, es solo una misión más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora