Walter

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Hace unos momentos le pedí a Patrick por mensaje que nos veamos a las cuatro, para almorzar juntos. Hace mucho que no nos sentamos a charlar tranquilamente sin terminar discutiendo. Trataré de arreglar las cosas con él. Extraño la cama y mi espalda me está matando.

No ayuda a sentirme mejor el hecho de que tenga que soportar a mi nuevo compañero. Su nombre es Wyatt, un chico inexperto, parlanchín y entusiasta de apenas veinte años de edad. El sargento me ordenó instruirlo en el patrullaje o algo así.

—¡Oh, señor Briton! ¡¿Qué tal esos?! ¡¿Los arrestamos?!

—Sólo están pintando una pared, Wyatt.

—¡Pero es vandalismo! ¿No?

—No lo es si fueron contratados. Son pintores.

—Oh...

—¿No crees que te emocionas de más?

—¡Quiero hacerlo bien, señor! Quiero demostrarle a mi padre que no me equivoqué en elegir este camino. ¡Necesito ganarme su aprobación!

—Ah, claro. Te comprendo perfectamente —suspiro.

—¡Mire esos! —señala.

—Sólo son jóvenes fumando.

—¿Qué tal si es marihuana? ¡Hay que intervenir! ¿Los neutralizo?

—No. ¡Y guarda eso!

—Bien... —devuelve el arma a su cinturón.

—Mira, Waytt, la primera regla de esto es no ser tan desconfiado. No puedes acusar a todas las personas del mundo de ser criminales sólo porque se ven sospechosos.

—Y ¿cómo sabremos quién es el criminal y quién no?

—¿Acaso no sabes el significado de la palabra «intuición»?

—Ooooh, ya entiendo. ¡Gracias, señor Briton!

—Ye te dije que puedes llamarme Walter.

—Pero es mayor que yo, y me enseñaron a respetar a mis mayores.

Gracias por recordarme lo viejo que soy.

—Pero no me molesta que me llames así y, si no me molesta, está bien.

—Lo siento, pero no puedo.

Suspiro.

Cuando dan las cuatro, le pido a Wyatt que me cubra y me escabullo, para ver a mi esposo. Me dirijo a pie hasta su editorial. Estoy cerca. La veo a lo lejos y sonrío al vislumbrar a Patrick. Entonces apresuro el paso.

—¡Patrick! —lo saludo, aunque mi sonrisa se borra cuando veo a una mujer frente a él, con la que conversa—. Patrick, ¿quién es ella? —le pregunto.

—Estoy confundida.

—Lowrey, él es Walter. Mi esposo.

—¿Esposo?

—¿Lowrey?

—¡¿Eres gay?! ¡¿Desde cuándo?! Santo cielo... —ella se cubre la boca con una mano.

Dos enamorados en patrulla 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora