Patrick

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—¡¿Tienes idea de lo que sentí, al enterarme por Tim, que habías besado a su hijo?! ¡¿Qué pasa contigo, Jason?! ¡Tienes suerte de que el pelirrojo idiota no me haya reclamado! ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Te gusta ese chico?! ¡¿Por qué nos ocultaste sobre tus preferencias?! ¡Somos tus padres! ¡¿Y en serio tuviste el valor de pelear contra una niña?! ¡¿Te dimos esa educación?! ¡¿Y encima perdiste contra ella?! ¡Es el colmo de los colmos! —estoy a punto de tener una úlcera.

—¡Y-Yo no peleé! ¡Ella fue quien se abalanzó sobre mí! —se defiende, con los ojos cristalinos.

—¡Y tú! —señalo a Walter.

—¡¿Yo qué?!

—¡¿En serio dejaste que tu anciano padre te golpeara?! ¡¿No pudiste meter las manos, aunque sea?! ¡Quién se cree ese infeliz!

—M-Me tomó por sorpresa...

—¡Eres policía! ¡Pudiste arrestarlo o qué se yo!

—E-Es mi padre...

—¡¿Tienen idea de lo molesto que estoy?! ¡Llego a casa, luego de un largo y agotador día, lidiando con idiotas incompetentes, sólo para encontrar a otros dos idiotas, ambos con un ojo morado! ¡Uno porque quiso robarle el novio a una chica, y otro porque no tiene los suficientes cojones como para enfrentar a su padre! —No dicen nada; sólo se mantienen cabizbajos. Suspiro y me aflojo la corbata—. Tomaré una ducha, para calmarme. Ya hasta me duele la garganta.

Decido subir. Una vez me meto a la regadera, respiro y medito más las cosas.

—Patrick —Walter toca la puerta—, ¿sigues molesto?

—Puedes entrar —digo. Walter ingresa desnudo, y me abraza por detrás, mientras el agua cae sobre nuestros cuerpos.

—Perdón. No sé por qué me disculpo, pero lo siento. Detesto verte molesto.

—No, yo lo siento. Exploté. Es sólo que, carajo. Walter, nuestro hijo es gay, y no lo sabíamos. ¿Acaso no confía en nosotros? Encima el bastardo de Norman se atrevió a ponerte una mano encima. Sólo yo puedo pegarte —frunzo el ceño.

Él ríe.

—Te prometo que no volveré a permitir que me pisotee. Y hablaremos con Jason acerca de lo sucedido. Debemos aclarar las cosas con él, y que sea honesto con nosotros.

—De acuerdo —me doy la vuelta para mirarlo, y acaricio su majilla. En seguida nos damos un largo beso.

Al salir, vamos a la habitación de Jason, y los tres nos sentamos a discutir todo con calma. O eso intento.

—Entonces todo esto comenzó por... habernos visto... —me llevo una mano al rostro—. ¡TE PREGUNTAMOS CÓMO TE SENTÍAS AL RESPECTO Y DIJISTE QUE TODO ESTABA BIEN! —Él se echa para atrás, y Walter me sostiene de los hombros, y me pide calmarme—. Lo siento —suspiro, y trato de guardar la compostura—. Hijito, ¿por qué no te acercaste a preguntarnos nada, si te tan sentías confundido? ¿No nos tienes confianza? Somos tus padres y nuestro deber es velar por tu bienestar.

—Ustedes pelean tanto últimamente... —baja la mirada—. Y, debido a ello, me he sentido tan cohibido y solo... Porque sé que la mayoría del tiempo es por mí. No quería causarles más problemas... Ni que siguieran gritando...

Dos enamorados en patrulla 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora