—Qué molestia —me quejo, siguiendo a Patrick por el enorme pasillo de la tienda—. ¡Hay mucha gente! ¡Mira las enormes filas para pagar! ¡Tardaremos horas aquí!
—¡Ya cállate! —gruñe—. ¡No traje a Jason porque pensé que se quejaría mucho! ¡Comienzo a arrepentirme!
Vinimos al centro comercial para comprar el regalo para la boda de nuestros padres, y un traje para mí, pese a que me negué rotundamente.
—No voy a gastar ni un dólar en ese par —me cruzo de brazos.
—No esperaba mucho de ti, de todos modos. Con que te quedes callado, me basta. Ahora: a mi madre le encantan las figuras de porcelana. Animales, pastores, niños. También las flores. Pensé en una vajilla de porcelana con motivos florales. Aunque... un poco simple, ¿no lo crees? ¡Te estoy hablando!
—¿No querías que me quedara callado?
—Walter, me estoy molestando en serio. ¿Por qué te portas tan infantil? Vuelve a casa si te molesta tanto estar aquí —me da la espalda.
—Lo siento —lo sigo—. Lamento estar de mal humor en domingo porque nos levantamos temprano para comprarle un obsequio de bodas a nuestros padres, que se van a casar.
—¿Terminaste?
—Sí —me cruzo de brazos—. A papá le gustan las colonias caras y los pañuelos de seda —menciono de mala gana.
—¿Dos regalos o una combinación de ambos...? —medita, frotando sus sienes, y se aleja para buscar a un empleado.
Permanezco en silencio revisando un exhibidor de tarjetas de regalo. Hay una de un hombrecillo decapitado con la frase «Te mataré con todo mi amor». Quisiera una para papá, pero donde se omita el amor por completo. Quisiera devolverle todos esos obsequios elaborados con bromas de mal gusto que llegan a nuestro correo cada año.
Pensé incluso en un pájaro muerto, pero mi suegra complica las cosas.
—¿Wally?
Los vellos de mi nuca se erizan. Al voltear, doy un paso para atrás y tenso los músculos de la espalda.
Se trata del primer hombre del que me enamoré (y quien me abandonó sin motivo aparente). Muchos años antes de conocer a Patrick. Nuestra relación siempre fue escabrosa. Me volví dependiente de él por ser el primero en tratarme con decencia e incluso me dejaba manipular. Planeamos escaparnos juntos muchas veces.
Por fortuna, nada de eso pasó.
—Qué enorme sorpresa... —digo.
—Ha pasado tanto tiempo. La edad te sienta muy bien —sonríe—. ¿Cómo te ha tratado la vida?
—¿Qué hay de ti? ¿Dónde te metiste? —río, disimulando mi molestia.
—Oh, ya sabes, siempre he sido distraído. Viaje tras viaje. Acabo de volver de Brasil y... bueno, eso no es importante. Me mudé de nuevo a la ciudad. Admito que pensé en ti en más de una ocasión. Me alegra saber que sigues aquí. ¿A qué te dedicas? ¿Estudiaste leyes, como Norman quería?
—No, ahora soy policía.
—¿En serio? ¡Grandioso! Oye, ¿por qué no tratamos de recuperar el tiempo perdido y vamos por un café? Ya sabes, a ponernos al día.
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Dos enamorados en patrulla 2
RomansaPatrick y Walter se casaron y tuvieron un hijo; entonces ¿por qué su matrimonio peligra, si eran tan felices juntos? ¿Por qué su hijo está metido en problemas que no les cuenta a sus padres? Y ¿en qué andará metido Norman esta vez? ▪️Novela ligera...