Walter

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Abro lentamente los ojos. Mi cuello y espalda están matándome por haber dormido en el maldito sofá. Es tan injusto. Patrick se ha portado muy rudo últimamente. Sólo por ser exitoso cree que puede tratarme como se le dé la gana. Aunque también es mi culpa por dejarme tratar así.

—Papá —veo a Jason bajar las escaleras—, ¿dormiste en el sofá?

Bostezo.

—Ah... tal vez.

—¿Por qué? ¿Papá y tú se pelearon? Eso hacían anoche, ¿no?

—Solamente fue una pequeña disputa. Es todo. No te preocupes. ¿Patrick sigue dormido?

—Se fue hace como una hora.

—¿Qué? ¿No pudo despedirse?

—Creo que estaba molesto. Dejó esta nota —me extiende un papel.

Le echo un vistazo. Dice que la sirvienta estará aquí a las diez y que la reciba. También dice que sea discreto. No comprendo eso último.

—¿Qué hora es? —pregunto.

—Las nueve.

—Espera, ¿ya desayunaste?

—No...

Luego de desayunar juntos, tomo una ducha, y a eso de las diez y media llaman a la puerta. Cuando voy a atender, veo a una mujer bajita, anciana y de tés morena parada en el pórtico. Creo que es latina.

—Ay, virgen santísima. Qué hombre —dice, ruborizada—. Buenas tardes, padre. ¿Esta es la casa del señor Blacked?

—Sí. ¿Es la sir...? La mujer que contrató.

—Así es. Me llamo Concepción, pero pueden llamarme Conchita.

—Adelante —le cedo el paso—. Él es Jason. Mi hijo.

—Un gusto en conocerla —responde él.

—¿Su hijo? ¿Es usted el señor Blacked?

—No. Soy su esposo.

—¿Su qué? —ella agranda los ojos.

—Iré a mi habitación. —Jason sube a encerrarse.

—¿Patrick no le habló de mí? —entrecierro los ojos.

—Él sólo me dijo que tenía que cuidar al niño y hacer el aseo. ¿Quién es usted? —me ve con desagrado.

—Le acabo de decir claramente que soy su esposo. ¡Estamos casados y Jason es nuestro hijo, señora Conchita!

—¡Ay, Dios mío!

Concepción prácticamente huye de casa, persignándose repetidas veces. Estoy tan molesto con Patrick. ¿Qué fue esa mierda de ser discreto? ¿Por qué no le dijo que estábamos casados? ¿Esperaba que fingiéramos ser hermanos o algo así?

Patrick llega a las diez de la noche y, al enterarse de lo de Concepción, ahora está igual de molesto que yo. Jason no ha salido de su habitación y es mejor así.

—¡¿Cómo que María renunció?! —exclama.

—¡Su nombre es Concepción, racista!

—¡Ya cállate! ¡Por tu culpa estamos igual!

—¡¿Mi culpa?! ¡¿Por qué carajos no le dijiste que estábamos casados?! ¡¿Qué con esa basura de ser discreto?!

—¡¿Crees que iba aceptar el empleo si le decía la verdad?! ¡Es una mujer anticuada y fue lo primero que hallé!

—¡Pues busca a alguien más que no sea homofóbico!

—¡¿Qué crees que voy a hacer?! ¡Contigo no cuento para nada!

—¡¿Disculpa?! ¡No te hagas la víctima, «padre soltero»! ¡¿En serio te atreves a decir que no aporto nada en esto?! ¡Me encargo mejor de Jason de lo que te encargas tú!

—Pfff. Por favor. ¡Ni siquiera has notado que necesita un par de lentes nuevos!

—¡Encárgate tú de eso! ¡¡Es tu culpa que nuestro hijo esté miope!!

—¡Tú también usabas lentes, genio!

—¡Entonces págale una cirugía! ¡Tienes dinero de sobra para hacerlo!

—¡Ahh! ¡Ya estoy harto! —se lleva las manos a la cabeza.

—¡¿Qué vas a hacer, ah?! ¡¿Correrme de mi propia casa de nuevo?!

—¡BASTA! —exclama Jason al pie de la escalera—. ¡Ya dejen de pelear por todo! ¡¿Acaso no se dan cuenta de que esto me afecta mucho?! —sus ojos brillan.

—Jason... —digo.

—Sólo dejen de gritar... —Corre a encerrarse en su habitación a toda prisa.

—¿Ves lo que provocas con tus gritos? —le reclamo a Patrick, en voz baja.

—¿Mis gritos? Parecías un maldito lobo aullando.

—Basta de discusiones, ¿quieres? Por Jason. ¿Quieres que siga viéndonos pelear?

—No... —suspira.

—Iré a hablar con él.

—Creo que deberías dormir en el sofá de nuevo —dice Patrick, dándome la espalda.

Suspiro. Amaneceré molido de nuevo.

Mi matrimonio no va bien y no sé qué hacer. Últimamente sólo discutimos hasta por cosas insignificantes. Estoy harto de que mi hijo se vea involucrado en esto. No quiero que se sienta mal o desarrolle alguna especie de trauma. Mañana hablaré con Patrick seriamente, sin pelear.

Dos enamorados en patrulla 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora