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There ain't no stopping
Your plans and those slow hands.

No hay manera de detener
tus planes y a esas manos lentas.


Yixing aguardaba en su departamento conversando con Sehun por mensajes, de vez en cuando mandaba audios de voz a medida que caminaba y buscaba algo con la mirada o simplemente se cansaba de teclear.

No fue hasta que su amigo le escribió un deberías estar más concentrado en tu cita en vez de responderme los mensajes cuando notó que habían pasado veinte minutos de la hora pactada para la salida con Junmyeon.

-Todavía no llega, idiota -habló grabando una nota de voz a la par que caminaba hacia la ventana que daba con la calle y buscaba con la mirada al coreano-. Creo que el bebito se perdió en el camino.

Dejó que el mensaje auditivo se enviara, la respuesta no tardó en llegar.

Leyó el creo que lo asustaste con los labios fruncidos, tal vez hacía había sido. No, prefería pensar que Junmyeon se había perdido en el camino y pronto lo llamaría, no dejaría que Tao se burlara de esa posible situación.

Transcurrieron unos treinta minutos más hasta que el timbre de su vivienda sonó, ¡ese debía ser el castaño! Porque, por favor, hasta el sonido de la campanilla parecía llegar tímido.

Efectivamente, cuando abrió la puerta se topó con el chico de lentes con marco negro que con la frente sudada procuraba recuperar el aliento- L-Lo siento, m-me confundí de calle y no quería m-molestarte llamando.

-Descuida, -soltó una pequeña risa- ¿no quieres un poco de agua?

Negó con la cabeza pero el chino ya lo había tomado de la muñeca para que ingresara a su departamento.

Caminó hasta la cocina y sirvió un poco de agua en un vaso antes de indicar que iría por sus llaves y billetera para irse, que no tardaba mucho.

Regresó a los pocos segundos, el contrario ya había terminado con el líquido que le había entregado y enjuagaba con cuidado el recipiente como si ese vaso de aluminio se pudiese romper cual vidrio.

-Vamos -indicó moviendo la cabeza en dirección a la puerta principal.

Atravesaron el pequeño cuarto de cocina con velocidad, el lugar no era tan grande así que pronto estaban en el pasillo y el chino colocaba el seguro respectivo a su vivienda. Bajaron por el ascensor pequeño que el condominio tenía instalado por colaboración de todos los inquilinos, se hallaron en pocos minutos en la calle caminando hasta la estación más cercana de buses.

-¿A qué lugar vamos? -preguntó mirando las diferentes líneas de transporte público.

-Yo, no lo sé, no conozco muchos lugares -se rascó la nuca algo avergonzado.

Definitivamente Junmyeon era un aislado social.

Finalmente el pelinegro eligió la ruta que los llevaría al centro comercial más cercano y variado de la zona, podría pasearse con el contrario y como había gran variedad de tiendas tendría que haber una que le interesase.

Le sacó algo de conversación en el transcurso del camino, resultó que había dado unas cinco vueltas alrededor de su condominio antes de notar que se trataba de ese al que debía llegar, una ancianita le había dado algunas instrucciones pero solo lograron confundirlo más y hacer que llegase con casi una hora de retraso.

Llegando al gran complejo de brillantes letras enormes y tiendas en su interior sintió que el castaño se desenvolvía mejor, claro, si ninguna persona le golpeaba el hombro ya que si eso sucedía su tono de voz bajaba demasiado por el susto.

Adorablemente incautoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora