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We're just trying to keep those secrets in a lie,
and if they find out, will it all go wrong
and heaven knows no one wants it to.

Solo intentamos mantener estos secretos en una mentira,
y si ellos se enteran, irá todo mal
y sabe el cielo que nadie quiere que pase eso.

-¿Y si vamos a hacer el ensayo todos juntos? -sugirió el de ojeras notorias apagando la pantalla de su celular.

-Creo que vamos a terminar distrayéndonos y reprobaremos -comentó Yixing encogiéndose de hombros.

-¡Pero sería divertido! -exclamó el menor de los tres lanzándose sobre el último en hablar, restregando su mejilla en la ajena.

-Supongo que está bien -cedió como siempre lo hacía si se trataba del coreano.

Acordaron que irían al departamento de Sehun, de todos modos los padres de Tao aún no terminaban de hacer el contrato para su apartamento y el del restante estaba lleno de cajas por la mudanza.

Llegó el viernes y el chino con más alta estatura no apareció por contratiempos con sus padres, entre mensajes de texto explicaba que no me dejan en paz esos idiotas o cosas por el estilo. Los otros dos estaban nerviosísimos por la presencia ajena, ¿cómo debían actuar? Tao era el nivelador de ambos y sin él no sabían si reprimirían correctamente esos latidos desordenados.

Porque a Sehun le gustaban las risas de Yixing y a Yixing le gustaba que Sehun las provocara. ¡Oh! ¡Qué complementarios!

-Me gustas, Yixing -soltó con la mirada clavada en su cuaderno-. No quiero que me rechaces, así que no digas nada, por favor.

Sin embargo el nombrado sintió la felicidad rebosarle, así que se lanzó a llenar el rostro ajeno con besos pequeños que posteriormente lo hicieron sonrojar ligeramente. El coreano pensó que se veía hermoso con las mejillas rosadas.

-Entonces, ¿estamos saliendo? -preguntó ocultando su rostro.

-Así me parece -le apartó las manos, besándolo lenta y dulcemente.

¡Todo era de un color rosa! Porque tenía sentido que ellos salieran; amigos desde hace años, caracteres y gustos parecidos, ¡eran muy compatibles! Ambos compartían varios puntos de vista que nadie comprendía, eso solo los hacía más perfectos.

Y, sí, era cierto que Sehun no le tomaba de la mano para caminar por el pasillo, pero al mayor no le interesó aunque lo deseaba muchísimo, estaba feliz con solo ser su pareja.

-¡Deja de joderme la maldita paciencia! -gritó el chino desordenando su cabello, demasiado frustrado con su novio como para bajar el tono de su voz.

-¡Oblígame! -respondió haciendo una mueca disgustada- Quiero ver que lo intentes.

Se fue del apartamento ajeno dando un portazo que hizo a los vecinos enterarse de que se peleaba con su pareja. Detestaba que asomaran sus cabezas para observarlo con cierta pena en los ojos, lo odiaba.

-¿Por qué pelearon esta vez? -preguntó Tao desde el otro lado de la línea.

Soltó una bocanada de aire- Sinceramente ya no estoy seguro de porqué peleamos -tiró su cabeza hacia atrás-. Estoy harto de esto -suspiró un poco dolido.

-Yo también, no quiero que termines odiándolo, ustedes son mis dos mejores amigos.

-Lo sé, lo sé -se frotó las sienes-. Creo que debemos terminar.

Esa fue la sentencia que su raciocinio le dictó. Ellos no eran realmente el uno para el otro, porque sus personalidades chocaban por ser tan parecidas y se aburrían con facilidad al tener gustos iguales, ser amigos desde hace años solo lo empeoraba ya que sabían muy bien lo que sentía el contrario; aquello había dejado de ser amor.

Adorablemente incautoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora