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You got 21 questions,
I got 21 answers.

Tú tuviste 21 preguntas,
yo tuve 21 respuestas.

-No tenías que molestarte, Yixing -habló el coreano, frotándose el lado izquierdo de la cabeza con la mano de ese lado.

-Claro que sí -frunció el ceño, sosteniendo el cuerpo ajeno por el torso.

El pelinegro sostenía las gafas ajenas en su diestra, procurando que el contrario no hiciera el esfuerzo de abrir los ojos para caminar, había visto cómo lo intentó y el dolor en su rostro era innegable.

-¿Tus llaves, Junmyeon? -preguntó abriendo la mochila del castaño que, luego de varias semanas repitiéndolo para recordarlo, simulaba el traje de un Stormtrooper.

-En el bolsillo pequeño -indicó respirando con tranquilidad.

Yixing tomó el manojo de llaves, la principal la conocía por las veces que el mayor lo había invitado a su casa, la encajó en la puerta de entrada y dando los tres giros correspondientes dejó el paso libre.

-¡Mi amor, Junmyeon ya llegó!

Mierda, el chino había olvidado que los padres del coreano volverían ese día a Seúl. Habían viajado durante todo ese mes por todo el continente por trabajo, no era extraño, incluso era costumbre, pero él no tenía previsto verlos en persona de esa manera, era una pésima manera de conocerlos.

-Buenas tardes, señora Kim -habló un poco avergonzado-. Yo, ehm---

-¿Yixing? -preguntó el hombre que debía ser su esposo. Junmyeon debió haber sacado sus cejas y labios- ¿Cierto? Nuestro hijo nos ha contado mucho sobre ti, estamos muy felices de que seas su amigo.

-Sí, yo, bueno, Junmyeon tuvo un---

-¡Mi bebé! -exclamó alarmada la mujer con piel blanquísima acercándose y acunando el rostro de su hijo entre sus manos- ¿¡Qué te hicieron, mi amor!? -preguntó casi al borde del llanto.

Se relamió los labios- Es mi culpa, señora Kim -habló apresurado, tragando saliva en cuanto los ojos del señor Kim se colocaron sobre los suyos. ¿Así es como Junmyeon luciría enojado?

-No lo es -el referido finalmente habló-. Un idiota estuvo molestándolo, mamá, no escogí bien mis movimientos -explicó riendo adolorido-, m-me dejé llevar por el calor del momento y terminé así.

La mujer de cabellos castaños lo abrazó con cuidado, como si fuese a romperse si lo hiciera con mucha fuerza. Le frotó la espalda mientras colocaba su cabeza en el hombro ajeno, era unos centímetros más bajita a pesar de llevar tacones altos.

Unos momentos después la señora Kim llevó a su hijo a la cocina de donde sacó un poco de hielo que, con ayuda de un mantel que los envolvía, se los colocó en el ojo izquierdo que ya estaba algo hinchado y con matices rojas.

-Gracias por traerlo aquí, Yixing -dijo el señor Kim, dándole unos golpecitos en la parte superior del cráneo. Ese hombre era increíblemente alto, un metro noventa tal vez, se veía muy lindo junto a su esposa que apenas le llegaba a los talones.

-Es lo menos que puedo hacer -observó como la mujer aún abrazaba a su hijo con pequeños mi bebé susurrados entre sollozos-, Junmyeon simplemente--- Él--- Simplemente fue increíble.

Lo observó unos momentos, sus ojos cálidos e iguales a los de su hijo- Cielo, deja que Yixing lleve a Junmyeon a su cuarto, creo que él podrá encargarse mejor.

Giró para ver a su marido con angustia en su expresión- De acuerdo.

Se sentía un ambiente hogareño con los mayores presentes, era muy extraño que estuviesen tan tranquilos cuando él había llegado con su hijo golpeado, ¿¡cómo es que no lo habían echado a patadas!? Ellos dos tenían una amabilidad combinada que era completamente indescriptible.

Adorablemente incautoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora