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When your soul's too tired to break
and yet somehow you're still awake
and Friday nights are getting cold.

Cuando tu alma necesita un descanso
y sin embargo aún estás despierto
y los viernes por la noche se están enfriando.


-D-Debemos salir de aquí.

Junmyeon tomó el antebrazo del pelinegro con fuerza a pesar de que sus rodillas le temblaban luego de haber expulsado lo que había de alcohol en su sistema.

-¡Yixing! -gritó atemorizado-. Por favor -sollozó avanzando a pesar de tener los zapatos embarrados con su propio vómito.

El aludido observaba en shock los tatuajes de DongYul bañados en sangre al igual que sus puños y punta de los zapatos que esa mañana parecieron una buena opción de vestimenta. Intentó tragar saliva pero ni siquiera reaccionaba para ello.

-¡Vámonos! -suplicó apartando la mirada del cuerpo a pocos metros que carecía de movimientos.

Como pudo el coreano logró llegar hasta donde estaba su novio, sujetándolo por los hombros. No fue hasta ese momento que él reaccionó.

-¿Qué... qué acabo de hacer? -se le contrajo el pecho.

Todo se veía tan irreal, ni siquiera podía procesar que acababa de infringirle daño de esa magnitud a la persona que alguna vez fue su mejor amigo. Nunca, ninguna vez, la ira lo había orillado a tales acciones.

Lo siguiente pasó con rapidez, como un flash de cámara siendo disparado repetidas veces, aturdiéndolo muchísimo. Sus pisadas aceleradas por los pasillos de la universidad, las personas observándolo de reojo en el bus y el agua limpiando aquella sustancia roja que se endurecía rápido. Ésa que no le pertenecía.

Yixing sentía que el estómago se le revolvía y la cabeza estaba a punto de estallarle. Se limitó a llorar abrazado al cuerpo del coreano. Él podía jurar que los sollozos ajenos retumbaban por la casa. Estaba igual o más aterrado que el chino, no sólo por los gimoteos crudos que emitía su menor, sino también por la imagen de DongYul tirado en el baño de la universidad. Se repetía una y otra y otra y otra vez.

Ese viernes en particular se sintió helado. Junmyeon pudo jurar que su novio lloró toda la noche, que se quedó dormido entre murmuros de llanto y disculpas errantes. Él no logró conciliar el sueño, no totalmente. Había visto numerosas veces imágenes de personas muertas o heridas por algún videojuego con temática oscura, pero no se comparaba en nada a la realidad.

Cuando el chino despertó la garganta le ardía y sus nudillos se sintieron cansados al estirarlos luego de retirar el agarre alrededor del cuello ajeno. Pensó tontamente que todo había sido una terrible pesadilla, sin embargo, la casaca naranja de Dragon Ball le dijo con ayuda de la sangre salpicada que no era producto de su imaginación.

-Despertaste -murmuró el mayor.

Quiso decirle algo, pero sentía que no podía, no porque sus cuerdas vocales se lo impedían, sino por lo sucedido hace varias horas.

-Perdón -dijo con el pequeño hilo de voz que le quedaba, volviendo a romper en llano.

No le iba a decir que no era nada. ¡Por supuesto que sus acciones iban a tener consecuencias! Pero, pero... ¿cuál era el pero? Sólo le dejó un beso en la frente con los labios temblorosos, dejando caer lágrimas en completo silencio. Sonrió débilmente.

El sábado pasó extrañamente tranquilo. Obviamente el ambiente era pesado y callado. Yixing empezaba a llorar de vez en cuando o caminaba al baño para vomitar, sudaba frío y temblaba como si fuese a morir al día siguiente. Tal vez su cuerpo quería librarlo de todo dolor.

Adorablemente incautoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora