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Oh, I just want to take you anywhere that you like,
we could go out any day, any night.

Oh, solo quiero llevarte a cualquier lugar que te guste,
podríamos salir cualquier día, cualquier noche.


-¡Entonces sí hablabas! Pero qué lindura.

Kyungsoo sonrió divertido, no como Yixing o Sehun que lo hacían coquetamente, él simplemente se reía de lo que sucedía, como un simple espectador.

-Ya deja de avergonzarlo -Tao le dio un pequeño empujoncito en el hombro derecho-, ¿no ves que va a tener un colapso nervioso? No creo que tantas personas le hayan hablado al mismo tiempo en toda su vida.

-Cállense, idiotas.

Yixing rodó los ojos antes de acercarse al cuerpo del coreano que, hay que añadir, empezaba a temblar.

-Yo quiero presentarles a Junmyeon y ustedes me vienen con estas bromas -refunfuñó supuestamente molesto, en el fondo se aguantaba las carcajadas, aunque Sehun las soltaba por él.

-De acuerdo, nos calmamos -dijo el de ojeras marcadas clavándole su codo en las costillas del que estaba a punto de orinarse por la risa.

-Nos calmamos -repitió Sehun frotándose la zona afectada.

Cuando Yixing tomó la formalidad de presentárselos a sus amigos pareció que finalmente Junmyeon entró a la lista de alumnos en el curso, las personas ya volteaban a verlo y fruncían el ceño al no saber el nombre del novio de turno.

Al castaño eso lo había puesto nervioso, el menor pudo notarlo ya que era demasiado evidente. Se reía nervioso y se desenvolvía incluso peor que estando a solas. Prefirió pensar que no había cometido un error al dar ese paso, ¡pero es que no estaba para perder tiempo! Necesitaba que anteojos le diera algún avance o moriría de aburrimiento.

Para alivio de su persona Junmyeon no tardó en adaptarse, por supuesto, a su manera. Intentaba seguir las bromas que hacían Sehun y Tao a pesar de que fuesen muy idiotas, además que se estaba esforzando. El coreano tenía escrito en la frente quiero agradarles, aunque no siempre lo lograba con sus referencias extrañas a cómics o videojuegos.

-¿Estás bien, Junmyeon? -frunció el ceño.

-Mh, sí, sí -respondió bajito volviendo a bajar los párpados.

El castaño se dejó caer sobre la carpeta y resopló antes de quedarse dormido, utilizando sus brazos como almohada.

-¡Míralo! -chilló el otro chino en voz baja puesto que estaban en clase- Parece un bebé durmiendo.

A continuación pasó su dedo índice por los pómulos ajenos, como si le acariciara la cabeza a un gato bebé o a un cachorro. El otro menor no tardó en unirse y juntos empezaron a jugar con el chico que tenía los ojos cerrados, incluso se tomaron algunas selfies para sus redes sociales.

-¡Déjenlo en paz! -gritó en un susurro.

Le acomodó los mechones que sus estúpidos amigos habían alborotado.

Observó con detenimiento las facciones del contrario; sus cejas gruesas al fin dejaban de temblar o dejarse caer, se mantenían rectas sobre sus ojos cerrados que formaban medias lunas a cada lado de su nariz recta y la forma en que sus labios parecían hacerse más pequeños por el gesto con el que dormía. Hubo un segundo en el que le pareció adorable, luego sus amigos llegaron a burlarse de él.

-Oh, ¡cállense! -rodó los ojos.

-¡Zhang! ¿Va a prestar atención a la clase? -regañó.

-Sí, profesor.

Adorablemente incautoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora