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Comienzo a abrir mis ojos lentamente, todo mi cuerpo me dolía, ayer llegó mi padre borracho y me golpeó hasta quedarse sin fuerzas. 

Me siento con dificultad sobre el colchón y miro los moretones de mi brazos, logro ponerme de pie y percibo que el dolor se vuelve más intenso, recorriendo por cada célula de mi cuerpo.

Voy hasta mi ropero para tomar una blusa negra, un suéter tallas más grandes a la mía y un pantalón de mezclilla sencillo, salgo de mi cuarto para dirigirme al baño para poder darme una ducha con agua fría. 

Al terminar con mi aseo personal me seco con pequeños toquecitos para no lastimar mis heridas y me pongo la ropa, voy de nuevo a mi cuarto y me pongo el par de tenis de siempre. Recojo mi cabello en una coleta simple y después tomo mi mochila que estaba apoyada sobre una de las esquinas de mi habitación.

Tomo mis llaves y salgo de la casa, camino hasta la escuela como todo los días, que por suerte  esta a unas diez cuadras de mi casa. Una vez que llegué voy directo a mi aula y me siento hasta el fondo, en la última butaca, sola como siempre. 

Comenzaron a llegar más compañeros y enseguida el profesor, tan puntual como siempre. Comenzó con su clase sobre la fotosíntesis de las plantas a pesar de que hemos revisado el tema mínimo dos veces en lo que va del semestre, supongo que es uno de sus temas favoritos. Al terminar con sus dos horas de enseñanza, llegó la siguiente maestra supliéndolo esta vez con calculo mental.

Por fin se hizo la hora del almuerzo, me senté en una de las bancas más alejadas de todos, libere un largo y profundo suspiro y me quedé mirando las nubes cuando de la nada aparece una mariposa volando a mi lado derecho hacia el izquierdo. Y por primera vez siento tanta envidia por no ser ella, por no poder ser libre y poder volar lejos de todos. 

El tiempo de descansar termina y me veo obligada a regresar a mis aburridas clases.

Cuando se terminó la escuela tuve que volver a mi casa, lo primero que hice cuando llegué es dirigirme a la cocina y preparar algo para comer, tuve que comer yo sola y guardar lo demás para cuando llegara mi padre y mi madrastra. 

-¡YA LLEGUÉ! -gritó la mujer de mi papá mientras entra a la cocina haciendo resonar con sus fuertes pisadas -SIRVEME DE COMER -me grita

Asiento con la cabeza mientras mantengo la vista baja, comienzo a servirle la comida, se la llevo al comedor y comienza a devorarlo todo, como si realmente no hubiera comido en días. Incluso puedo ver como la comida se escurre por la comisura de sus labios.

-TRÁEME ALGO DE TOMAR INÚTIL

Me dirigí rápidamente a la cocina y le serví un vaso con jugo de naranja.

-¿QUÉ ES ESTO? -grita enojada mientras estrella el vaso en el piso con mucha fuerza

-No hay refresco -le digo con la vista abajo

-Pues ve a comprar -me mira incrédula -De verdad que no sirves para nada, ¡MUÉVETE!

Tuve que salir a la tienda para comprar un refresco, pero cuando regrese a la casa, Olivia ya no estaba en la mesa sino en la sala, con los zapatos arriba del sillón.

-Tardaste mucho mocosa, guarda ese refresco para tu padre y a mi tráeme un vaso de jugo de naranja 

Suspiro resignada y vuelvo a la cocina por el vaso de jugo.

-¿Qué esperas para limpiar el vaso roto? ¿Crees que yo lo voy a hacer? Rápido, mis amigas vendrán así que ponte a limpiar toda la casa, tal vez se queden a dormir, así que dormirás en el sótano 

Asiento y comienzo a limpiar todo, pero al recoger un vidrio del vaso estrellado, me corto el dedo, sin embargo, no hago expresiones y sigo con lo mío, ya estoy acostumbrada al dolor. 

Déjame SanarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora