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Cae la noche, mi padre y Olivia están en la sala viendo un programa en la televisión mientras beben mucho alcohol.

Se escucha que tocan la puerta y voy a abrir. 

Lo que veo es a un señor alto, cabello castaño claro, ojos azules, musculoso bajo una camisa tipo polo azul cielo y en realidad muy atractivo a pesar de su edad por las arrugas que se le forman ligeramente sobre su rostro.

-Hola -me dice con una sonrisa

-Hola

-¿Eres Savanna?

Asiento confundida <<¿Por qué saber mi nombre?>> 

-Soy tu nuevo vecino, mi nombre es Nicolás y mi esposa es Dalia

-Claro, ¿Puedo ayudarlo en algo?

-Bueno quería conocer a tus padres, quizá juguemos un partido de cartas, tomar un trago o cualquier cosa 

-Lo siento señor Nicolás, están ocupados, no creo que puedan atenderlo en este momento

-Entiendo, será en otra ocasión, gracias y buenas noches

-Buenas noches

Se va y cierro la puerta detrás de mi, camino hacia mi cuarto pero veo a mi padre con su cinturón en la mano mirándome con furia. Eso no es buena señal.

-¿Quién era ese hombre?

-Es... el... vecino... -hablo con tanto miedo y siento que me falta la respiración

-No me mientas Savanna, es tu amante

-Yo... no... tengo... amantes...

-Yo soy el único que te puede tocar, recuerdas lo último que pasó con aquel chico

¿Cómo olvidarlo? El único amigo que logré hacer y terminó en estado de coma, porque mi padre lo golpeó hasta casi matarlo, porque supuestamente estaba propasándose conmigo.

-Es... el vecino... acaba de mudarse... con su esposa... -mis piernas están temblando

-Te daré una lección, que te va a enseñar a respetarme

Comienza a caminar hacia mi, quiero moverme pero mi cuerpo esta paralizado por el terror que siento, no responden mis piernas por el miedo que logra provocar mi padre en todo mi ser. 

Recibo el primer golpe en el muslo, el dolor se hace presente al instante, mi padre desata más golpes al azar, caen en todas partes, yo solo trato de proteger mi cabeza y mi rostro, mi padre me avienta con tanta fuerza que caigo directo suelo golpeándome en la cabeza contra este, se acerca y continúa con los golpes uno tras otro, pero también agregando patadas en mi estomago, lo que provoca que mi boca empiece sangrar. 

Por fin se cansa de golpearme, sin dejar de mirarme se limpia las manos y se va con la respiración agitada y la frente sudorosa.

-Eres tan estúpida, si te vas a ver con tu amante que no sea enfrente de las narices de Toño -dice Olivia y se va riendo

Reúno fuerzas y trato de pararme pero me es imposible y vuelvo a caer al piso, trato de respirar profundamente y reúno fuerzas para poder hincarme, lo que provoca que el dolor explote por todo mi cuerpo, voy a gatas hasta el baño y con demasiado esfuerzo tomo una ducha.

Al terminar me miro a través del espejo y tengo la piel hinchada con varios moretones, incluso esta vez también logró hacer cortadas, me pongo una pomada que compré hace poco para el dolor muscular en una farmacia, aunque realmente no me ayudan a calmar el dolor, me desinfecto las cortadas y con mucho esfuerzo me pongo mi bata, voy a mi cuarto en completo silencio y me meto debajo de las sabanas, las lágrimas salen de mis ojos, al parecer no fueron suficientes todas las que derrame cuando me golpeaba y mientras me bañaba, miro hacía el cielo y una vez más ruego porque mañana no abra los ojos, que todo el sufrimiento termine, que amanezca muerta, el sueño se apodera de mi y caigo rendida.

Déjame SanarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora